El deportista murciano eligió este reto por unir dos ciudades españolas en el Mediterráneo.
El piragüista Carlos García Gutiérrez se enfrentó al reto de unir la población de Almerimar y la ciudad de Melilla, en una travesía en kayak no realizada con anterioridad a través del Mar de Alborán y lo consiguió con su llegada a nuestra ciudad a primera hora de la tarde de ayer al puerto deportivo de nuestra ciudad.
La travesía fue de autosuficiencia, ya que el deportista tan sólo portó su kayak con todo lo necesario para la prueba, eso sí, Carlos García contó con el apoyo de un velero para evitar que fuera arrollado por otros barcos y aportar seguridad de cualquier tipo que requiera el atleta.
La salida desde tierras almerienses produjo a las 06:15 horas de la madrugada del día 2 de julio y su llegada a Melilla a las 13:30 horas de ayer, después de 31 horas de dura navegación y 169 kilómetros recorridos.
El deportista murciano ya hizo un reto de menos valía la temporada pasada que fue Javea-Ibiza, sin ningún apoyo ya que fueron 106 kilómetros.
Carlos García declaró que este reto vino dado por unir dos ciudades españolas del Mediterráneo, en un principio la salida estaba prevista desde Adra aunque después se decidió que fuera Almerimar.
“Ha sido el reto más duro que he realizado en mi vida deportiva, por el cansancio que tuve en las 31 horas que estuve en el agua, incluso en la madrugada del 3, sobre las 7:00 horas, el barcón de apoyo tuvo que ayudarme debido a que volqué por que me quedó completamente dormida dando paladas”, dijo.
Para la realización de este reto, no es tan fácil hacerlo, “he estado preparándome dos años, sobre todo a nivel físico y muchos kilómetros de agua para poder hacerlo”, declaró.
Las variaciones climatológicas han estado presentes a lo largo de todo el recorrido, como muy bien aseguró, puesto que “tuvimos unos primeros 70 kilómetros con viento en contra y unido al oleaje hizo que fuera dura su realización. Una vez entrada la noche se produjo una calma total en el viento, lo que hizo que muchos delfines me hicieran un espectáculo del que me quedó sorprendido. Desde la Isla de Alborán hasta la ciudad de Melilla todo mejoró un poco con el viento a mi favor lo que hizo que pudiera llegar sin problemas, no sin antes volcar después de quedarme dormido”. Un pequeño susto que tuvo y donde el barco de apoyo reaccionó a la perfección puesto que minutos antes el piragüista lo avisó de que podía ocurrir.
Por último quiso destacar que este “reto ha sido muy bonito pero sobre todo con un alto desgaste físico, puesto que terminé la prueba muy cansado”.
Después del descanso en la jornada de ayer en tierras melillenses, Carlos García se desplazará hoy a su localidad de origen y ponerse a pensar en lo que hará en un futuro y cual será su destino.