Mujer inmigrante con familia a su cargo. Es el perfil mayoritario de quienes acuden a Cáritas Melilla, que ha presentado este martes su balance correspondiente a 2018, un año en el que los servicios de acogida y acompañamiento proporcionaron ayuda directa a 774 personas, recursos que a su vez beneficiaron en total a 1.811 personas.
De ellas, y según los datos aportados, 551 personas eran inmigrantes (71 por ciento); 625, mujeres (80 por ciento); el 24,4 por ciento llevaba más de tres años acudiendo a Cáritas, mientras que para el 11 por ciento era la primera vez; y en el 2,2 por ciento de los casos la situación había mejorado durante los 12 meses anteriores.
“Queremos destacar que aunque sea la mujer quien acude a pedir ayuda, de estas se benefician todos los miembros de la familia”, han recordado los responsables del informe.
Dificultad de acceso a necesidades básicas, no tener prestaciones sociales, falta de formación y paro de larga duración o empleo inestable son los principales problemas detectados.
Cáritas Melilla advierte dos patrones que se repiten y agravan la situación: por un lado, que la pobreza se cronifica y dificulta la salida, lo que aumenta la brecha entre colectivos; por otro, que el cambio de criterios en el acceso a ayudas ha dejado a muchas, muchísimas, personas fuera del sistema.
“Hemos observado cómo el endurecimiento de los criterios de acceso al sistema de protección social, que debe ser garante del colectivo más débil, ha dejado fuera a muchas personas en situación de gran vulnerabilidad, así como que las prestaciones sociales son insuficientes para cubrir las necesidades de las familias”, ha avisado Fernando Moreno, diácono permanente en Melilla.
Para afrontar estos problemas, Cáritas Melilla destinó en 2018 un total de 304.803 euros en ayudas directas.
“Es verdad que a todas las personas que acuden a nuestras Cáritas se les ofrece, como primera respuesta, acogida, escucha y orientación si lo precisa. Además, las principales respuestas han sido ayudas para alimentación, gastos sanitarios, pagos relacionados con la vivienda, ropa, gestión y trámites, pagos de suministros y equipamiento para el hogar y apoyo para la búsqueda de empleo”, ha detallado el diácono.
Asimismo, 3.494 personas participaron en los programas y proyectos de intervención social, como alfabetización de adultos, colonias urbanas y el denominado ‘Ciber Espacio’.
En colaboración con la Consejería de Bienestar Social, ayudó a erradicar la pobreza de 120 familias con 55.000 euros y destinó 240.000 euros a intervención social en 78 familias.
Cáritas Melilla, que tiene varios convenios firmados con la Ciudad Autónoma, ha recordado que destina el 10% de sus recursos a cooperación internacional, es decir, a Cáritas del Tercer Mundo a través de Cáritas Española.
Durante la presentación de los datos ante los medios de comunicación también se ha puesto el acento en la importancia de llevar a cabo tareas formativas y de sensibilización.
Así, se implementaron un curso teórico-práctico del Modelo de Acción Social y unas jornadas sobre pastoral social en Málaga, así como la difusión de diferentes campañas institucionales, el Día de la Caridad, el Corpus Christi, la Eucaristía y la realización del altar en la calle, sin olvidar la celebración, todos los segundos miércoles de cada mes, del ‘Círculo de silencio’ como expresión de la solidaridad con las personas migrantes y en defensa de sus derechos.
En total, 4.268 personas fueron atendidas durante 2018 por Cáritas Melilla.
‘Ayudar’ es la palabra y el sentimiento que mueve a la organización, que este martes, desde la iglesia del Sagrado Corazón, ha dado las gracias y animado a seguir colaborando y, con ello, crecer en “sensibilidad, solidaridad y justicia”.
“Queremos crecer en capacidad de vivir en gratuidad y en donación, en hospitalidad y acogida a todas las personas, sea cual sea su procedencia, y en la tolerancia y el respeto para la construcción ciudadana participativa y activa”, ha expuesto Pilar Illázquez, directora de Cáritas Interparroquial de Melilla.
Una labor que, además de ayudar a quienes más lo necesitan, busca "transformar el mundo para que el centro no sea el mercado, sino las personas", ha apuntado.
Según ha reflexionado el vicario episcopal de Melilla, Eduardo Resa, “el compromiso de todos es impresionante y es imprescindible. Alguien puede decir ‘¿y yo qué puedo hacer?’. Yo siempre repito una frase de Santa Teresa de Jesús. Ojalá quisiéramos todo el mundo hacer todo, pero Santa Teresa, que conocía mucho la vida de la Iglesia en aquel momento, decía: ‘Eso poco que es en mí y que yo puedo hacer, que lo haga’. Pues eso es lo que tenemos que intentar cada uno de nosotros”.
Y así, como ha recordado el vicario episcopal, “grano a grano ir haciendo la espiga…”.
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