El año pasado acudió a la entidad un 24,6% más de familias que durante el 2011.
Las consecuencias de la crisis económica siguen haciendo mella en la sociedad melillense. Cáritas Diocesana presentó ayer su balance de 2012 y los datos son cuando menos preocupantes. Según las cifras, el año pasado acudieron a la institución un total de 1.250 familias melillenses, lo que supone que fueron 308 más que en el 2011, un 24,6% de aumento. Lo más grave es, además, según indicó la presidenta de Cáritas en Melilla, Pilar Illázquez, que las previsiones para este año son aún peores. “Los horarios de atención son insuficientes y no descartamos que cuando cierre el año se hayan superado las 2.000 familias que piden ayuda”, afirmó.
El vicario episcopal, Roberto Rojo, coincidió con Illázquez en la gravedad de la situación en nuestra ciudad y recalcó que los niños están siendo unos de los principales afectados de esta crisis.
El perfil de las personas que piden ayuda no deja de cambiar y en los últimos años ha aumentado el número de familias jóvenes, que pertenecían a una clase media-acomodada, con formación superior y que ahora tras haber perdido su trabajo y agotado la prestación por desempleo, se ven obligados a pedir ayuda.
Desde la península
La llegada de desempleados desde la península que regresan a Melilla en busca de la acogida de sus familiares también ha influido en el aumento de demandas de ayuda, según explicó Illázquez.
La presidenta de Cáritas afirmó que la mayoría de estas personas que regresan a nuestra ciudad lo hace cuando ha agotado ya las prestaciones por desempleo y están en una situación económica complicada, por lo que algunas de ellas piden ayuda a la entidad.
La responsable de la entidad señaló también que lo que primero que quieren cubrir las personas que acuden a Cáritas son las necesidades básicas, por lo que la mayoría de las demandas son de alimentos y ropa. No obstante, también hay personas que piden ayuda para medicamentos, encontrar un empleo o poder pagar una vivienda.
Además, Illázquez apuntó que la larga duración de la crisis provoca que sean muy pocas las familias que logran salir de esta situación en los últimos años. De hecho, del total de las que ayudaron el año pasado, el 76% lleva más de tres años necesitando la colaboración de Cáritas para poder salir adelante.
Más solidaridad
No obstante, Illázquez quiso transmitir un mensaje de esperanza y destacó que al mismo tiempo que han aumentado las peticiones de ayuda también lo ha hecho la solidaridad de los melillenses.
La presidenta de Cáritas destacó la colaboración de la Ciudad Autónoma y la coordinación con otras ONG locales para evitar duplicar ayudas.
Asimismo, aseguró que son cada vez más las personas que se acercan a aportar su grano de arena para ayudar a los que más lo necesitan.
Illázquez destacó iniciativas como la de la UD Melilla, que durante varios encuentros decidió no cobrar entrada a los partido s y que los espectadores acudieran llevando alimentos.
A pesar de todo, también reconoció que las horas de atención se han vuelto insuficientes y que les resulta muy difícil dar servicio a todos los que les piden ayuda.
“En Melilla hay niños que no desayunan”
El vicario episcopal, Roberto Rojo, destacó la gran preocupación por la situación de los más pequeños. Rojo aseguró que han detectado un gran aumento de casos de niños que no desayunan ni meriendan. “Acuden padres desesperados porque no tienen nada que dar a sus hijos, ni siquiera un vaso de leche”, afirmó el vicario. Además, insistió en que la mayor parte de las demandas de las familias de la ciudad son precisamente de comida, aunque afirmó que no tienen contabilizado el número de niños que pueden estar en esta situación. Asimismo, reconoció que hay barrios de Melilla, como el Monte María Cristina, en el que este tipo de casos son más habituales que en otros. Rojo insistió en que es imprescindible luchar contra esta realidad y afirmó que la solidaridad de los melillenses está ayudando a paliar en parte esta dura situación de muchas familias.