El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, visitó ayer la frontera de Beni Enzar y esta vez no encontró, como en otras ocasiones, un panorama idílico: Se dio de bruces con la colaboración fronteriza marroquí que, como viene siendo habitual en los últimos días, cerró Barrio Chino al tráfico de mercancías.
Esta decisión del país vecino dejó, como también viene siendo habitual en los últimos días, “una elevada aglomeración de porteadores” en el principal paso fronterizo de la ciudad, en plena Operación Paso del Estrecho y en medio de las obras de remodelación de la frontera que, según el ministro, terminarán a mediados del mes que viene.
A esta “elevada aglomeración de porteadores”, que forzó el corte de forma momentánea de los accesos a Melilla, se sumaron cuestiones de seguridad. Tanto Marruecos como España extremaron ayer la vigilancia en Beni Enzar. Nuestro país, como es natural, por la visita del ministro y las autoridades marroquíes, por la alerta provocada por una bolsa de inmigrantes con intención de aproximarse a la zona del paso fronterizo para intentar asaltar la valla. Sólo le faltó al número uno de Interior ver una avalancha en directo. Por lo demás, Fernández Díaz se va de Melilla con una idea bastante clara de cómo funciona la frontera cuando funciona mal.
Quizás por esta coincidencia el ministro se comprometió ayer a poner “todo lo que esté en su mano” para agilizar la apertura de un quinto paso fronterizo que, como se anunció hace ya un año, se pretende abrir, a petición de Marruecos, entre Beni Enzar y Barrio Chino.
Hay que tener en cuenta que todo lo que ha prometido el ministro en Melilla, de momento se ha cumplido. En marzo habló de colocar 15.000 metros de malla antitrepa y ya están en su sitio. Dijo que descongestionaría el CETI y está en ello: En los últimos 45 días han salido 1.300 inmigrantes del centro hacia la península.
Ahora sería interesante que echara una mano a la apertura de un quinto paso fronterizo que, lo pida quien lo pida, es bueno para las dos partes. Los comerciantes de la ciudad dan fe de ello.