El cambio de hora suele afectar a todos los ciudadanos pero, sobre todo, tiene una incidencia especial en los niños. Así lo afirma el neurólogo Jesús Romero, quien señaló que perder una hora de sueño produce "irritabilidad, cambios de humor y menor rendimiento en el colegio", circunstancias que se da en los adultos pero de un modo más atenuado.
Tener una hora menos de sueño se nota en el ritmo circadiano, que son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24 horas. Estos procesos naturales responden, principalmente, a la luz y la oscuridad, y afectan a la mayoría de seres vivos.
Precisamente al existir más horas de luz, ese ciclo se ve afectado y se necesitan varios días antes de que haya una adaptación completa a las nuevas circunstancias.
"Mientras nos adaptamos, podemos tomar un poco más de café", señaló Romero entre risas. En su opinión, que haya más tiempo de luz solar es positivo para todos porque existe un déficit de vitamina D causada por los meses de encierro que trajo la pandemia del covid.
Prepararse
Para el doctor Romero, lo bueno es prevenir el cambio de hora y adelantarse a él por ejemplo yendo antes a dormir. Es la forma, dijo, de que nuestro organismo no note que se le deben 60 minutos de sueño.
Jesús Romero no quiso entrar en el debate sobre si es mejor un horario u otro (el de verano o el de invierno) porque, a su juicio, depende de la latitud en que cada uno esté. "De lo que se trata es de saber adecuar las horas laborales y salir del trabajo cuando aún hay luz".
En ese sentido, comentó que en los países y zonas más al sur de Europa no es tan necesario alargar los días porque ya existen bastantes horas de sol. Sin embargo, los países del norte con el nuevo horario apenas si alcanzan las 5 ó 6 horas de luz solar.