Categorías: Editorial

Calma ‘chicha’

LAS fuerzas del orden marroquíes están haciendo una batida a fondo en el monte Gurugú.

En principio, según la ONG Prodein, están arramblando con los campamentos que los inmigrantes subsaharianos montan clandestinamente en las montañas cercanas a Melilla.
El empeño que están poniendo los Fuerzas Auxiliares marroquíes en despejar el Gurugú no sólo tiene que ver con la colaboración con España. También puede que influya la visita que Mohamed VI hará a la provincia de Nador a primeros del mes que viene.
Desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles afirman que a pie de valla, los agentes están siendo testigos de una calma ‘chicha’ que más que el fin de la “extrema presión migratoria” que vive Melilla, anuncia una tregua similar a la que vivimos, por ejemplo, durante el mes de agosto del año pasado.
Una vez más, Marruecos demuestra que cuando quiere, puede. De la misma manera que durante el verano de 2013 el país vecino reforzó la seguridad y la vigilancia fronteriza, ahora se está empeña a fondo en desalojar los campamentos del monte Gurugú.
Lo malo de toda esta historia es que esos inmigrantes son trasladados a la fuerza a Rabat o Casablanca, pese a las denuncias de ONGs pro Derechos Humanos. Éste ha sido el motivo por el que Cáritas ha decidido cerrar su centro de atención a inmigrantes en la capital del reino aluita, porque no puede hacer frente a la ingente lista de necesidades y en ocasiones, de calamidades, que les tocan a la puerta.
En cualquier caso, toda esta estrategia de sacar a los inmigrantes del Gurugú, montarlos en autobuses y llevarlos a Rabat no hace sino aplazar la intención de estas personas de saltar la valla.
Al final, los desplazados regresan al Gurugú en cuanto las fuerzas del orden se relajan y eso suele ocurrir con mucha frecuencia.
Marruecos marca sus tiempos y gestiona su ritmo. El país vecino sabe que la inmigración preocupa bastante a España y por eso hace lo que puede, incluso a veces sorprende haciendo lo que no debe (sacando inmigrantes de territorio español) y de vez en cuando se duerme en los laureles, no sea que Europa se cruce de brazos esperando a que todo el sudor salga de la frente de las fuerzas del orden marroquíes.
Tenemos a la vuelta de la esquina las elecciones europeas del 25 de mayo y de inmigración, que es lo que nos interesa en Melilla, poco se ha dicho hasta ahora. Hace más de un mes que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, pidió a la UE, de forma urgente, 45 millones de euros para reforzar la vigilancia fronteriza en Melilla y Ceuta y hasta ahora nadie ha dicho cuándo llegará el dinero, ni si quiera si tiene intención de llegar.
Si Europa no se lo toma en serio, no podemos exigirle a Marruecos que se convierta en el guardián de las fronteras europeas. Así que de momento, sólo nos queda aplaudir está calma ‘chicha’ que está viviendo Melilla y que dure lo que tenga que durar.

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