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Buenos Aires y Montevideo, perfectos anfitriones para los tunos de Melilla

Ya nos han llegado las fotos y eso que aún les queda trabajo en el cono sur americano, concretamente hasta el domingo. Por cierto, aviso para admiradoras, amigos y parejas: regresan a Melilla estos nueve tunos el próximo lunes, habrá que estar a la expectativa. Su periplo transoceánico y sus aventuras en Argentina y Uruguay ya tienen demostración gráfica y, cómo no, estamos encantados de ofrecerlas en El Faro de Melilla.
Juan Miguel Lucas, uno de los jefes de la Tuna Universitaria de Empresariales de Melilla, una de las más laureadas de España y Portugal, no pudo coger el avión pero sí que lo hizo el otro jefe, Kincho Díaz, locomotora de esta representación integrada por nueve tunos que melillean por el mundo, como pocas tunas lo hacen, tunas que se suelen circunscribir al ámbito local o, como mucho, nacional. Los melillenses siempre han tenido claro que, habiendo medios, hay que viajar y llevar la cultura española a todos los confines del planeta. Eso sí, no se descarta la posibilidad de pegar algún ‘bolo’ que herbezca la economía tunera, faltaría más.
Nos cuentan anécdotas por puñados. Por ejemplo, en uno de sus traslados aéreos, coincidieron con el presidente de la Junta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, echaron un rato de charla y acordaron una actuación en uno de los acontecimientos que va a presidir el gallego en tierras iberoamericanas por aquello del Día de la Hispanidad. Además, los nueve tuneros, tras sus actuaciones en restaurantes y zonas de interés, pasan el chambergo por las mesas. Arte, sí pero cualquier modalidad artística –si ha gustado, como es el caso, no tiene que ser obligatoriamente gratis.
El nexo de unión de la Tuna de Melilla, participen o no en estos proyectos viajeros, es la amistad y la percepción segura de su compromiso con el mantenimiento y promoción de una tradición española. Ambos países, Argentina y Uruguay, sobre todo el primero, cuentan con una población procedente de España de mucha importancia, por ello la música de la tuna es bien acogida por aquellos páramos. Ellos, los nuestros, siempre aprovechan la oportunidad para hablar de Melilla, comenzando por su africana ubicación geográfica. Son embajadores sin sueldo.
Sin sueldo porque están convencidos –como pocos melillenses- que el ocio se paga del bolsillo de cada uno y no a base de subvenciones públicas. Sin embargo ellos, con sus guitarras, bandurrias, laúdes, panderetas y voces sí que subvencionan la imagen de la ciudad en un marco de alegría, arte, tradición y elegancia. Recuerden los afectados: vuelven el lunes a Melilla.

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