En el año 1960 la profesora Pilar Fernández, figura que da nombre al premio que desde hace cinco años la Federación de Educación de Comisiones Obreras (CCOO) dedica a docentes, fue la directora de la también profesora Gloria Bañasco cuando ésta tenía seis años en el colegio Ataque Seco, hoy conocido como colegio España. Después de 57 años, Bañasco recibe el galardón del sindicato con el que busca poner en valor su trayectoria dedicada a la docencia. En una entrevista con El Faro compara la enseñanza de antes con la actual y hace un llamamiento a los padres para que se impliquen más en la educación de sus hijos.
–¿Qué supone recibir el premio Pilar Fernández (‘Una vida dedicada a la enseñanza’)?
–Un orgullo. Estoy muy contenta. No me esperaba este reconocimiento y cuando me dieron la noticia me quedé sin palabras. Estoy muy agradecida.
–A usted le han otorgado este reconocimiento, pero ¿cree que la figura del docente es poco valorada?
–En mi caso, he sentido que mi trabajo ha sido reconocido. Lo que ocurre es que la enseñanza ya no es lo que era antes. Ha cambiado mucho.
–¿A mejor o a peor?
-Yo creo que a peor. Falta mucha disciplina en los centros y al profesor se le respeta cada vez menos. He tenido clases de octavo con hasta 40 alumnos y todos mostraban un enorme respeto al docente y muchas ganas de aprender. Hoy en día, no veo ese espíritu en los chavales. Ahora están desganados, contestan al profesor y encima cuentan con el respaldo desus padres.
–¿Entonces los padres siempre defienden antes al niño que al profesor?
–Siempre. Cuando un padre viene a hablar con el profesor, le dará la razón a su hijo, aunque éste mienta. Nos quitan autoridad.
–¿El éxito académico depende de la formación de los profesores?
–La formación es muy importante, pero creo que la vocación es mucho más determinante.
–Se habla de endurecer la entrada a magisterio con una prueba de admisión. ¿Estaría de acuerdo con esta medida?
–Es cierto que el profesor tiene que tener muchos conocimientos, pero no tiene que saber todo. Un buen profesor debe tener amor y autoridad. Además, debe ser muy responsable.
–¿Por qué en Melilla hay tanto fracaso escolar?
–Porque los padres no se preocupan lo suficiente. En el momento que observamos cinco o seis faltas llamamos al trabajador social y ponemos en marcha todos los mecanismos para evitar el absentismo.
¿Cómo se puede solucionar este problema?
Los docentes ya hacen todo lo que deben. Creo que son los padres los que tienen que implicarse más, empezando por apoyar al profesor. Estamos muy limitados. No se puede regañar al alumno, no se le puede castigar y tampoco está bien que se le manden muchos deberes. Esto dificulta nuestra tarea.
–¿Confía en un nuevo pacto por la educación?
–Sí, creo que es posible. Eso sí, en el pacto de la educación deben estar implicados docentes, alumnos, padres y la Administración. Pediría, además que se reduzca la burocracia con la que tiene que lidiar el profesor. Tiene que elaborar informes, formular expedientes, definir las habilidades educativas y los niveles...¿cuándo se atiende al niño? El niño lo que tiene que hacer es aprender a leer y escribir.
–Usted se ha dedicado durante 44 años a la enseñanza. ¿Cuál diría que ha sido su receta del éxito?
–Soy muy cariñosa con los niños. Tengo autoridad y amor e intento adaptarme a las capacidades de los alumnos. Además, intento que prime la disciplina. Mis niños van en fila.También tengo mucho sentido del humor. Les cuento, por ejemplo, anécdotas de cuando yo era pequeña. Simplemente procuro atraerlos.
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