Las nuevas tecnologías aún suponen todo un desafío para las personas mayores. Sin embargo, la denominada brecha digital no para de reducirse con el paso de los años.
Tras el fin de la pandemia, las gestiones cotidianas han ido desarrollándose en remoto. Este hecho ha supuesto una complicación para más de un tercio de los mayores que no usan internet, puesto que no han podido hacer algún trámite concreto.
Los datos extraídos del Informe sobre brecha digital, elaborado por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España.
Además, el 14 % de los usuarios mayores de 65 años que no usan internet afirmaron no poder realizar gestiones sanitarias o sociales. Por su parte, de los usuarios que usan habitualmente internet, más de la mitad lo utilizan para este tipo de gestiones (52 %), aunque el 13,5 % afirma necesitar ayuda para realizarlas.
No obstante, la interacción de las personas mayores con internet ha ido creciendo poco a poco y un 35,9 % de las personas mayores de 74 años había utilizado internet.
Los expertos vienen tiempo denunciando que la brecha digital que supone la desigualdad en el acceso a internet y a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), representa verdaderas dificultades para las personas mayores a la hora de acceder a los servicios tecnológicos. Esto puede implicar una exclusión hacia el segmento de la población en concreto.
Queda por tanto pensar si no sería conveniente llevar a cabo una reflexión sobre como exponer las herramientas digitales y los accesos tecnológicos al servicio de las personas mayores, siempre de una manera justa y equitativa.
Pese a que la brecha digital entre los mayores no deja de reducirse, es crucial para lograr una igualdad plena entre todos los ciudadanos, que la tercera edad consiga adaptar y utilizar las nuevas tecnologías en su día a día, especialmente cuando la demografía muestra que el rango de edad de personas de más de 65 años no dejará de crecer tanto en Melilla como en el conjunto de España.