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La acumulación de basura y juncos provoca tres incendios

Sobre las tres de la tarde se declaró un incendio en el río de Oro a la altura de la calle Ibáñez Marín. Desde el puente hasta dentro del propio cauce, había efectivos apagando el fuego, con el que se corría el riesgo de que siguiese alimentándose de las platas y desperdicios de la zona.

Según los bomberos, el fuego se inició en una zona con gran cantidad de basura y juncos, condiciones que aumentan la probabilidad de que esto ocurra y existe la probabilidad de que fuera provocado. Desde esta zona, que se encuentra junto al puente, el viento de levante avivó el fuego e hizo que se propagase en efecto dominó, haciendo que llegase el humo hasta los bloques de edificios cercanos, penetrando de esta forma dentro de las cas. El bloque Arce era uno de los más cercanos, por lo que los vecinos, después de que el fuego fuera controlado por los bomberos, ayudaron a estos con mangueras a humedecer la zona.

“No se limpia el río desde los últimos planes de empleo, que es hace unos cuatro o cinco años. Los matorrales y la flora y fauna del río han crecido más de la cuenta y al no pasar agua ni limpiarse a menudo y que ni el tiempo ni el aire son favorables, se ha quemado el río”, declaró Pablo Villegas, presidente de una comunidad vecina. “Nosotros, con los medios que tenemos, con las mangueras, los grifos,... ayudamos a los bomberos en lo que podemos para estabilizar un poco el fuego”, relató Villegas. Esta añadió que las cañas sobrepasaban más de medio metro las verjas y que por ello redactaron varios escritos, aunque “no se ha hecho nada”. “No es la primera vez que pasa, nosotros cada año o año y medio como mucho tenemos un fuego como este”, declaró Villegas.

Este estaba acompañado de varios vecinos más, que con dos manqueras, rociaban con agua la zona ya calcinada. “Llevo desde las cuatro aproximadamente echando agua”, contó Joaquín, vecino del bloque. “Menos mal que vinieron los bomberos, porque con el humo no se podía hacer nada y cuando han sofocado el fuego hemos podido bajar”, explicó el vecino. Además, remarcó que “Los vecinos de aquí vivimos mirando el río siempre. Cuando no es por una riada es por estas cosas también. A ver si tomamos ejemplo de lo que ha pasado en la península, que la mayoría de los desbordamientos han sido porque no se limpian”.

Apenas estaba controlado el fuego del río de Oro, cuando los bomberos fueron avisados de otro fuego en Beni Enzar. Más pequeño que el anterior, las causas fueron las mismas: la basura y juncos acumulados en la explanada que hay junto a la frontera. Este pudo ser controlado sin problemas por uno de los camiones que estaban en la zona del río. La zona estaba llena de basura, en especial cristales, que se hallaban junto a las cañas. Para tratar los dos incendios, los bomberos tuvieron que pedir refuerzos debido a la magnitud del primero y el riesgo de que este se propagase hacia los juncos que hay junto a la carretera, pudiendo poner en riesgo a la población. En el servicio había ocho bomberos de intervención pero no era suficientes y avisaron a más para que se incorporasen. Además, requirieron la ayuda de una regadera de apoyo, ya que algunos de los camiones que tienen en el parque estaban averiados o da problemas.

Sin más destrozos que las zonas de los juncos, no se tuvo que lamentar mayores pérdidas, aunque la zona del río sigue llena de basura y plantas, al igual que otras zonas de Melilla.

 

Julián Jiménez, el sargento jefe de turno de los bomberos, declaró que el incendio comenzó alrededor de las tres y que fue “laborioso” por el viento de levante. En la zona del río de Oro se quemó alrededor de una hectárea y luego se declararon dos incendios en la zona de Beni Enzar y en la pista de Carros, los dos de rastrojos que fueron sofocados enseguida.

Así pues, se desplazó el equipo completo que había en el cuartel: cinco bomberos y cuatro conductores. También tuvieron que pedir dos cubas de tracción mecánica y refuezos porque estaban desabastecidos ante los distintos incendios. Lo primero que hicieron al llegar fue cortar la propagación del fuego y seguidamente fueron a sofocarlo. Pasadas las seis de la tarde terminaron de extinguirlo y volvieron al cuartel.

“Pudimos contenerlo a tiempo”, contó Jiménez. Este explicó que si no hubieran llegado a tiempo, el fuego se podría haber extendido “hasta el Tesorillo” y que el peligro del fuego en las cañas es “la inmediación con las viviendas”. Sin embargo, aún quedan cañas en la zona.

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