Editorial

Bomberos al límite en Melilla

Los Bomberos de Melilla no dan más de sí y por eso han organizado tres protestas (una en el Parque del Tesorillo) y otras dos, junto a la Policía Local, frente a la Asamblea. Se han movilizado para exigir más derechos laborales, como la jornada de 35 horas, pero, sobre todo, refuerzos urgentes.

Los servicios mínimos son insuficientes y lo han demostrado este martes, cuando tuvieron que apagar el incendio desatado en el ascensor del sótano dos de un edificio de nueve plantas en Averroes y comprobaron que no podían con cuatro bomberos de intervención por lo que tuvieron que pedir a los compañeros que se estaban manifestando a esa hora frente al ayuntamiento que les echaran una mano.

¿Qué habría pasado si los diez bomberos que acudieron en apoyo de los cuatro que estaban intentando apagar el fuego en Averroes no hubieran estado localizables?

Lo que habría pasado es que cuatro bomberos de intervención habrían tenido que dejarse la piel para hacer el trabajo que finalmente han hecho 14 y, obviamente, el desalojo de más de la mitad de los vecinos del edificio incendiado en Averroes habría sido caótico.

Si con 14 bomberos hubo que trasladar a tres personas mayores al hospital por inhalación de humos, no queremos ni imaginar qué habría pasado si solo cuatro hubieran tenido que hacer toda la evacuación.

Eso sin contar con que al ser día de mercadillo, los Bomberos tuvieron que hacer malabarismos para llegar hasta Averroes. Además, por la tarde les tocó sofocar el incendio de un coche que ardió en el parking del aeropuerto y las llamas alcanzaron al vehículo contiguo. En esa ocasión también se demostró que es insuficiente la dotación de dos bomberos en el aeropuerto porque de hecho, dos coches del Parque de Melilla acudieron en auxilio.

Ese es el motivo por el que reclaman nuestra atención, la del ciudadano de a pie que no quiere que su vida, ni la de su familia dependan de servicios públicos mermados.

Llevamos años poniendo parches a la escasez de personal en el Cuerpo de Bomberos de Melilla y la plantilla está tensionada, envejecida y cansada de que las promesas nunca se cumplan.

Esto no es un problema que nació esta legislatura, sino un problema que arrastramos de lejos y que tampoco se ha resuelto en esta legislatura y por eso los bomberos han dicho basta para reclamar refuerzos que son necesarios.

En Melilla nunca pasa nada hasta que pasa. Los ciudadanos no podemos estar a merced de la suerte. Pagamos impuestos para recibir servicios públicos de calidad y no los tenemos.

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