Bienestar Social pone en marcha un programa de equinoterapia para niños con autismo o con algún tipo de discapacidad en la Granja. El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, y la psicóloga especialista que se encargará del proyecto, María de la Flor, presentaron ayer esta actividad que se desarrollará hasta el 21 de julio y que permitirá a los participantes mejorar diferentes capacidades ayudándose de la interactuación con caballos.
Ventura explicó que durante unos dos años la asociación Autismo Melilla ha desarrolla un programa similar para niños con trastorno del espectro autista, de hecho uno de los equinos que se utilizarán en el programa ha sido cedido por un miembro de esta entidad. Ahora, la Consejería se hacer cargo del proyecto y amplía el sector de posibles participantes a personas con una discapacidad de más del 33%.
El consejero explicó que el programa se realizará en horario de mañana y tarde de lunes a viernes y señaló que semanalmente podrían participar más de un centenar de personas. Entre los requisitos que tendrán que cumplir las entidades que soliciten inscribirse en este programa para que sus socios acudan, está el que sean personas con una discapacidad de más del 33%, tener más de 4 años y contar con un permiso de la Federación Andaluza de Hípica.
Ventura apuntó que el servicio se ha adjudicado inicialmente como un contrato menor, pero que posteriormente está previsto que se haga a licitación pública. En cuanto a los caballos que serán necesarios, dijo que siempre harán falta al menos dos y explicó que ahora mismo hay uno que es de la Consejería y otro cedido por el padre de un miembro de la asociación Autismo Melilla.
En cuanto a los que se encargarán del desarrollo de la terapia, serán la psicóloga María de la Flor y un ayudante. La especialista explicó que este tipo de tratamientos ofrecen muchas ventajas a los participantes, entre otras cosas porque les permiten socializar con un entorno distinto al habitual. Además, señaló que los niños acuden con una motivación extra porque lo ven como una actividad lúdica y no como una obligación. De La Flor indicó, además, que se establecen unos lazos de afectividad estrechos entre los animales y los usuarios, algo que también es positivo para el desarrollo de los niños y adultos que participan en estas terapias.
Ventura indicó, además, que tienen previsto extender este tipo de terapias y señaló que están planteándose hacerlas también con perros.
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