Un beso y al colegio

• Kiss and go’ lleva un mes funcionando en el colegio Enrique Soler y cada vez más padres se animan a utilizar el apeadero

Son las dos de la tarde y la escena dista bastante de la jauría de coches en la que habitualmente se convierten las inmediaciones de los centros educativos a la hora de la entrada y salida de los alumnos. Un mes después de la puesta en marcha del programa ‘Kiss and go’ (beso y marcha) en el colegio Enrique Soler, con la colaboración de la Consejería de Seguridad Ciudadana, los responsables del centro se muestran satisfechos con la colaboración que, poco a poco, están consiguiendo de las familias para utilizar correctamente el apeadero que se ha establecido para que los padres pueden parar sus vehículos, sin estacionar, para dejar o recoger a los niños, evitando así la doble fila y los consiguientes atascos que esto provocaba anteriormente.

Esta zona de parada tiene capacidad para cinco vehículos y el horario de reserva de uso es de 7:45 a 9:15, de 13:45 a 15:15 y de 15:45 a 17:30 horas. El resto del tiempo se puede aparcar en este espacio de manera normal. No obstante, Antonio Aguilar, vicepresidente de Comamel (Cooperativa de Maestros de Melilla), reconoce que los comienzos no han sido fáciles porque cuesta habituar a las familias. “Se podría mejorar con la colaboración de algunos padres que todavía no entienden que esto no es para aparcar y que es solo para parar un momento”, indica, aunque añade que, en líneas generales, están contentos con la puesta en marcha del programa, que ha logrado descongestionar el tráfico de la zona del colegio, que cuenta con 1.200 alumnos, y creen que podría exportarse a otros centros.

De hecho, a escasos metros del colegio Enrique Soler, la situación es bien diferente en las inmediaciones del IES Juan Antonio Fernández a la hora de la salida de los alumnos: hay vehículos aparcados en la rotonda e incluso en una de las entradas al Parque Forestal.

Sin embargo, Aguilar reconoce que todavía se necesita de la supervisión del personal del centro y de los agentes de la Policía Local para que funcione correctamente. Y si por las mañanas se hace un uso adecuado de este apeadero por parte de las familias, que cada vez son más las que lo utilizan, por las tardes no se está respetando. No hay nadie vigilando y muchos aprovechan este espacio para aparcar en el horario en que está reservado su uso para el ‘Kiss and go’.

“El nivel de concienciación de las familias es fundamental. Nosotros intentamos educar a los hijos para que obliguen a sus padres a actuar correctamente”, apunta Aguilar, que recuerda que ellos serán los conductores del futuro.

De todas formas, subraya que las personas que no respetan esta zona suelen ser siempre las mismas. En esta línea, el vicepresidente de Comamel apunta que es partidario de que se impongan multas a los infractores para ver si así reaccionan.

Los alumnos sí se están implicando con el programa porque lo ven como un divertido juego: un padre aguarda con un niño pequeño a que los recoja la madre y cuando esta llega, comienzan a contar segundos para ser los más rápidos en subirse al coche.

“Por las mañanas dejo a mi hija, de nueve años, en esta zona. Me lo pide ella que la baje en el ‘Kiss and go’. Es muy cómodo y a los niños les encanta. Funciona bastante bien y evita las situaciones horribles que se viven a las puertas de los colegios”, señala Ester Ramírez, maestra de este centro.

Francisco Bernal también utiliza habitualmente este apeadero para traer a su nieto aunque, como es muy pequeño, deja a su mujer y al niño y se va a dar una vuelta con el coche y luego vuelve a por ella. Aplaude la iniciativa y cree que debería implantarse en todos los colegios.

Por el momento, Aguilar bromea con lo positivo del programa: “Hemos llenado el colegio de besos”.