El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, presentó el pasado lunes el nuevo contrato marítimo de Melilla que durante las últimas semanas había sido objeto de debate y cruce de críticas entre Gobierno y oposición. Barcos más rápidos, nuevos horarios, más asientos y precios más económicos son algunos de los objetivos que se lograrán con el nuevo pliego de condiciones. El debate entre si es mejor navegar de día o de noche o si ocho horas son demasiado tiempo para realizar la travesía han sido dos de los puntos que más polémica han despertado. Pero si los melillenses echaran un poco la vista atrás se darían cuenta de que no hace tanto tiempo salir de la ciudad era realmente una odisea.
Polémicas y debates a parte, en poco más de un siglo y medio el transporte marítimo melillense ha sufrido un avance espectacular, en parte gracias a las evoluciones técnicas pero también por la adaptación a las nuevas necesidades. En 1858, cuando en Melilla ni siquiera había un Puerto como tal, se decidió que tendría que haber dos barcos que hicieran dos viajes mensuales, “para remediar en lo posible el aislamiento”. Teniendo en cuenta que entonces no había aún comunicaciones aéreas, resulta casi increíble pensar cuáles eran entonces las posibilidades de los melillenses de llegar a la península.
Éste es uno de los datos que se pueden encontrar en el libro de Jacinto López Tirado, ‘Melilla: transportes marítimos de pasajeros. 1848-2012’, en el que se hace un análisis pormenorizado de la evolución que han sufrido las comunicaciones marítimas en nuestra ciudad. Gracias a esta información se puede intentar trazar un análisis de los barcos de ayer y hoy en la ciudad.
López Tirado indica en este libro que las obras para construir el Puerto de la ciudad se iniciaron en 1907. Antes de esto, los frecuentes temporales dejaban incomunicada a Melilla en muchas ocasiones, mientras los barcos tenían que buscar refugio en las islas Chafarinas o el cabo Tres Forcas.
Si en 1858, los viajes se hacían dos veces al mes, con paradas en Chafarinas, Alhucemas y el Peñón de Vélez, en 1864 se decidió que pasaran a ser tres. 25 años después, en 1889 llegaron los viajes semanales. En 1894 el barco de vapor ‘Sevilla’ realizaba la ruta Málaga-Melilla-Chafarinas, una vez a la semana.Un poco más adelante, en 1916, cuando los viajes seguían siendo semanales, un billete de primera clase en 1916 costaba 12 pesetas, 9 pesetas en segunda y 6 pesetas en tercera.
Además, hay que tener en cuenta que esta progresiva ampliación del número de viajes está directamente relacionada con la evolución de la población en Melilla, que pasó de 1.517 habitantes en 1877 a 40.929 en 1910, de los que una gran parte eran guarnición militar y presidiarios.
Los buques
Casi medio centenar de barcos, los primeros de vapor, han unido Melilla con la península desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. A estos habría que unir los buques rápidos que llegaron ya en el siglo XXI y que consiguieron acercar aún más nuestra ciudad al resto del país por vía marítima.
Los cambios en estos casi 150 años han sido muchos, la velocidad de los buques, sin duda es uno de ellos. Así, por ejemplo el Isleño, un vapor construido en 1886 y que realizó la línea entre Málaga y Melilla en 1894, alcanzaba una velocidad máxima de 11 nudos, es decir de unos 20 kilómetros por hora. El Volcán de Tinamar, buque de la naviera Armas que une Melilla y Motril alcanza los 26 nudos, es decir, más de 48 kilómetros por hora de velocidad máxima.
No es la única variación que ha habido. Los avances técnicos que han logrado que se pase de barcos que funcionaban con motores de vapor a los que ahora lo hacen con motores de propulsión, las dimensiones de los buques o la capacidad son otras de las características que han cambiado completamente en estos años. Las distancias que recorrían y sus usos, mezclaban transporte de pasajeros y de mercancías, también han variado mucho. Lo mismo ha ocurrido con el peso de los buques.
El Balear, un vapor que en 1919 realizaba la línea Barcelona-Melilla, tenía un peso de 1.017 toneladas. El Ciudad de Badajoz que unía nuestra ciudad Málaga y con Almería en los años 80 pesaba 11.513 toneladas. Es evidente que el cambio ha sido notorio.
A partir de los años 80 y sobre todo en los 90 el transporte marítimo en la ciudad empieza a parecerse mucho más a lo que vemos hoy en día. Buques con capacidad para más de mil pasajeros y varios centenares de coches, de gran tonelaje y potencia que unen Melilla con la península a través de los puertos de Málaga y Almería. Entre 1998 y 2012 por el puerto de la ciudad pasarán cinco buques que realizarán estos trayectos, a los que en 2011 se unen los que llegan hasta el puerto granadino de Motril.
La incorporación en 1999 de la alta velocidad supondrá un cambio definitivo en el transporte marítimo en Melilla.
Los barcos que realizarán los trayectos con Málaga y Almería, antes de que se incorpore Armas, alcanzará los 47 nudos, en torno a 87 kilómetros por hora, y lograrán que el viaje hasta Málaga sea de menos de cinco horas. Esto es algo que ni en sus mejores sueños hubieran podido imaginar aquellos melillenses que a principios del siglo XX vieron la construcción del puerto de la ciudad y necesitaban más de un día para conseguir llegar a la península, con barcos en los que había capacidad para menos de cien pasajeros y que tenían menos de 500 caballos de potencia.
Un siglo y medio después el transporte marítimo y la incorporación del aéreo ha conseguido lo que se pretendía resolver en 1858 con un barco que realizara dos viajes mensuales: Remediar el posible aislamiento de nuestra ciudad.
La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…
En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…
De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…
Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…
Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…