Un melillense sufrió recientemente una avería en su embarcación en las inmediaciones de Melilla y llamó a Salvamar. Para su sorpresa le dijeron que estaba en aguas de Marruecos y que debía ponerse en contacto con Rabat pese a que tenía a tiro de piedra una embarcación de rescate con bandera española.
En ese momento, confiesa que deseó ser una patera. Cree que de haber sido una embarcación cargada de migrantes, le habrían auxiliado inmediatamente desde España.
Eso le ha llevado a pensar que los ciudadanos de a pie, en Melilla, tenemos más obligaciones que derechos porque una patera sale, avisa de su ruta y, en su opinión, la reciben con zumos y bocadillos. En cambio a él lo dejaron tirado con una avería a pocos metros de Melilla.
Eso le ha llevado a pensar que si un melillense tiene un percance como el suyo en el mar, tiene que rezar mucho y muy rápido para que le auxilien las patrulleras marroquíes.
Tras escuchar su versión de los hechos, nos pusimos en contacto con Salvamento Marítimo que por email nos contestó básicamente que su gestión es excelente.
Según nos explican, este desamparo en el que quedan las embarcaciones españolas en cuanto salen del Puerto de Melilla responde a su obligación de cumplir con los convenios internacionales que se aplican en todas las zonas en las que la costa española limita con otro Estado.
"Dado que, excepto la zona 2 de servicio del puerto, el resto de aguas que rodean Melilla son zona SAR (Zona de Responsabilidad de Salvamento) marroquí, cuando hay una embarcación de cualquier tipo que tiene una emergencia, esto se pone en conocimiento de las autoridades de Marruecos, y si ellos asumen la coordinación –puesto que es su zona SAR- movilizan un medio y los remolcan a puerto (normalmente Nador)".
Por el contrario, añaden, "si en algún caso, MRCC Rabat (Salvamento Marítimo de Rabat) confirma a Salvamento Marítimo de España que no la asumen, se moviliza la Salvamar Mirfak", señalan por escrito en la respuesta enviada a El Faro.
Consultadas sobre el tema, fuentes de la flota de Salvamento Marítimo han comentado a El Faro que la empresa privada que gestiona los rescates marítimos no nos va a contar lo que está pasando.
En esencia, Salvamento Marítimo español ya no tiene potestad para movilizar cuanto antes un barco de rescate y enviarlo a cubrir la urgencia.
Eso, aseguran, no es reciente. Está pasando desde que en 2018 el Gobierno creó un mando único para coordinar las actuaciones contra la inmigración irregular en la zona del Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán.
Ese mando único está dirigido por un general de la Guardia Civil que está al frente del Centro de Coordinación de los recursos humanos y materiales de la Administración General del Estado con el objetivo de optimizarlos.
También controla las actuaciones de Salvamento Marítimo (Sasemar) y del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) que deben actuar en el rescate de pateras.
En la práctica, nos cuentan fuentes de la flota de Salvamento Marítimo, cuando hay una emergencia como la de la embarcación melillense averiada, ellos notifican al mando único y éste decide si se rescata o no la embarcación.
Antiguamente, Salvamento recibía el aviso, se ponía en contacto con Málaga inmediatamente y procedían al rescate. Ahora hay que esperar a que el mando único delibere y decida qué hacer.
Supuestamente esta derivación de los rescates de melillenses a Marruecos responde a convenios firmados con el país vecino cuya letra pequeña es una incógnita incluso para los trabajadores de Salvamento Marítimo.
Como consecuencia de la burocratización en aras de optimizar recursos, los rescates se convierten en un "dislate" porque señalan que no tienen gente de guardia las 24 horas.
"La gestión de emergencias por parte de Salvamento Marítimo llevaba antes dos minutos. Ahora se tienen que reunir y decidir qué hacer en cada momento", señalan las fuentes consultadas.
Esa situación ha sembrado de precariedad los rescates en Melilla porque no es lo mismo que si tienes una avería te vaya a recoger una embarcación de Salvamar, con personal formado y los recursos apropiados, a que te rescate una patrullera marroquí, con todas las limitaciones profesionales y de recursos que eso implica.
"Estamos teniendo problemas a diario", apuntaron en declaraciones a El Faro.
Después de escuchar y digerir las tres versiones podemos hacernos una idea más o menos clara de nuestra debilidad. Al no tener aguas territoriales más allá del puerto, quien salga de Melilla en barco se arriesga a quedar a la deriva e incluso a hundirse a la espera de la reunión del mando único o, en su defecto, la llamada a Rabat.
Entendemos por tanto la urgencia en debatir sobre aguas territoriales que el presidente Pedro Sánchez incluyó en la declaración conjunta acordada con el rey Mohamed VI el 7 de abril en la capital marroquí tras compartir en Palacio un iftar, algo que, según nos contaron, era un gesto más que generoso que implicaba mayor cercanía a la corona.
Pues bien en el punto número 6 de esa declaración se hablaba de la reactivación del grupo de trabajo sobre delimitación de espacios marítimos en la fachada atlántica. O sea, de nuestras aguas no se hablará ni se ha propuesto hacerlo. Al parecer, todo está dicho al respecto y no nos queda otra que tragar en seco y como dice el melillense que casi pierde su embarcación, hay que rezar mucho y muy rápido para ser rescatados por Marruecos.
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