Baleària inauguró ayer por todo lo alto el inicio de la ruta que ya une Melilla con Málaga en cinco horas y con Almería en cuatro, recortando así más de 60 minutos de viaje en ambos trayectos.
El presidente de la compañía, Adolfo Utor, aprovechó la ocasión para lanzar un aviso a navegantes: están en Melilla para quedarse y quieren atraer pasajeros de las aerolíneas. Eso significa no sólo que no se van a ir pese a que reconoce que se le dan muy mal los concursos públicos, sino que operar aquí se traducirá en sellar un compromiso con la ciudad.
Con un verbo encendido, Utor se presentó como presidente y accionista mayoritario de Baleària. “Cuando el que se compromete a algo es la misma persona que decide, si no cumple se tiene que poner colorado”, comentó.
En ese compromiso con Melilla se incluye, por ejemplo, la posibilidad de que en el futuro trabajadores melillenses entren a formar parte de su tripulación, de la misma manera que hoy lo hacen ceutíes, marroquíes, griegos, latinoamericanos y europeos. De hecho, Utor definió su equipo como “multicultural”, un punto en común que tiene con esta ciudad.
Van a dejar de volar
Lo que de verdad quiere hacer Adolfo Utor es quitarle clientes a las aerolíneas que operan en Melilla. Se puede decir más alto, pero no más claro: “Cuando prueben nuestro servicio no dejarán sólo de comprar otros. Van a dejar de volar”. Y acto seguido reivindicó la importancia que tiene la navegación en la fortuna humana. Las personas que tienen tiempo y dinero, comentó, lo primero que se compran es un barco. Incluso, dijo, los hay que no tienen tiempo, pero se lo compran igual.
En resumen, Utor está convencido de que la velocidad, el confort y el buen servicio le hará ganar clientes habituales en Melilla, que pagarán precios que van desde 17,50 euros por pasajero a los 57 euros por vehículo para residentes en la ciudad. Las salidas, recalcó, entran en un horario complementario. De ahí que su servicio sea “alternativo y diferenciador”.
Lo que dura una sobremesa
Así, explicó que Baleària no viene sólo a Melilla a hacer un enlace diario con Málaga y Almería. Según avanzó, su objetivo va más allá de prestar un buen servicio. “Nuestra misión es contribuir al desarrollo económico y al progreso de los lugares donde trabajamos”, dijo en un acto celebrado a bordo del ferry Nissos Chios, la joya de la corona de la naviera.
Se trata de un buque griego con capacidad para 1.400 personas y 402 vehículos que puede alcanzar velocidad de crucero: entre 27 y 26 nudos para cubrir la distancia que hay entre Melilla y Almería en cuatro horas y ponernos en Málaga en cinco horas: o sea, justo lo que dura una comida y una sobremesa española, de una a seis de la tarde, apuntó tirando de símil el presidente de Baleària.
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