Se veía venir. El paro bajó el mes pasado en Melilla gracias al inicio de los Planes de Empleo de la Ciudad Autónoma.
No estamos bien, ni podemos lanzar las campanas al vuelo con 12.330 desempleados inscritos en las oficinas del Servicio Público de Empleo, pero es innegable que el descenso del número de parados en un 4,67% respecto a octubre de este año es la bajada más pronunciada de todo el país. Y nosotros no somos la única autonomía que tiene Planes de Empleo.
El paro ha bajado en Melilla en 604 personas en noviembre, una cifra similar a la experimentada, por ejemplo, por Aragón, con muchísima más población que la empadronada en la ciudad.
Si comparamos nuestro dato del paro de noviembre pasado con el del mismo mes de 2014, constatamos que el descenso del desempleo en Melilla es mucho más evidente (-7,48%).
Se mire como se mire, ha bajado el paro. A la oposición no le ha quedado más remedio que apuntar al problema del desempleo estructural. El mismo argumento, por cierto, que utilizan los partidos que no gobiernan en Levante, donde el estallido de la burbuja inmobiliaria pulverizó las cifras récords de desempleo y dejó a la luz “un problema estructural”.
Caemos en la cuenta de que Melilla no es la única que tiene ese “problema estructural”: lo tiene cada rincón de España.
Para sacarle los colores al presidente del Gobierno, Mariano rajoy, que hoy está de visita en Melilla, la oposición también apeló ayer a la comparación entre el número de desempleados registrados en la ciudad en el año 2011 y los que tenemos ahora.
Hay más y es innegable. También es innegable que la crisis llegó con retraso a la ciudad. Cuando en 2012 media España agonizaba por el batacazo de la construcción, de este lado del Mar de Alborán se empezaba a notar ligeramente que algo no marchaba bien.
Los Planes de Empleo, tan criticados por ser pan para hoy y hambre para mañana, terminan dando un respiro a más de medio millar de familias melillenses, en unas fechas marcadas, no ya por las elecciones generales, sino por la llegada de la Navidad.
Es cierto que la ciudad tiene un problema de paro estructural, pero no es ni de lejos más grave que el que tienen todas y cada una de las comunidades de este país.
De momento, la construcción ha tomado carrerilla en Melilla con esas obras que tanto nos incomodan y que, por cierto, están creando empleo. Benditas molestias.
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