Avalanchas de porteadores obligan a cerrar la frontera

Según sindicatos policiales hubo que cortar el paso de Beni Enzar hasta tres veces. La Jefatura de Policía admite un solo corte del paso de porteadores a las 10:00 horas. El cierre se debió a causas “imputables a Marruecos” y “en la parte marroquí de la frontera”.

La frontera de Melilla con Marruecos vivió en la mañana de ayer una nueva jornada de tensión. Esta vez no fueron los alborotadores antiespañoles sino el pan nuestro de cada día: Los porteadores.
Hasta en tres ocasiones, según sindicatos policiales, la Policía Nacional tuvo que cerrar ayer el paso fronterizo de Beni Enzar para frenar la avalancha de porteadores que intentaban pasar a la ciudad a toda costa, en busca de fardos cargados de mercancía que echarse a la espalda.
La Jefatura Superior de Policía de Melilla, por su parte, afirmó a El Faro que “únicamente” tiene constancia “de un corte en el paso de porteadores producido aproximadamente hacia las 10.00 horas”. Acto seguido aclara que “no se debió a una causa imputable a la parte española, sino a la de Marruecos”.
A preguntas de El Faro sobre qué medidas se van a tomar para evitar que vuelva a tener lugar un corte de la frontera provocado por avalanchas de porteadores, desde la Jefatura apuntan que “siempre que los cortes se produzcan por causas que se generen en la parte marroquí de la frontera, en la parte española no se puede hacer nada al respecto”.
Hay que aclarar que el incidente de ayer tuvo lugar en la ‘tierra de nadie’.

Un herido grave, en un ojo
“Cuando a los porteadores no se les deja entrar en Melilla empiezan a empujar y quieren entrar todos a la vez. Pasa siempre, pero hoy (por ayer) ha sido peor porque lanzaron una bicicleta por los aires y le cayó en la cara a una de las personas que estaban forcejeando para entrar. Casi le saltan el ojo”, señalaron fuentes de sindicatos policiales.
La Jefatura Superior, en cambio, no tiene constancia de que se haya producido ningún herido “al menos de la parte española”.
Según sindicatos policiales, las avalanchas en la frontera se producen habitualmente en cuanto la Policía Nacional reclama la documentación a los porteadores antes de dejarles entrar. “Quieren pasar rápidamente y como no les dejamos hacerlo todo lo rápido que quieren, se cabrean y empiezan a empujar. Este descontrol momentáneo es aprovechado por argelinos, menores e indocumentados para colarse en Melilla. Por eso ha sido necesario cerrar la frontera. Tenemos que evitar que se cuelen”, aseguran las mismas fuentes.
Mientras esto sucede, la Policía marroquí ni se inmuta. “Esto pasa muy a menudo, pero lo de hoy (por ayer) ha sido impresionante. Sin embargo, ningún aduanero marroquí ha hecho nada para controlar lo que estaba ocurriendo en tierra de nadie”, recalcan las fuentes.

Todo normal, sin problemas
El Faro estuvo ayer en el paso de Beni Enzar. A esa hora, unas cinco furgonetas tenían toda la carga a la vista en los terrenos de Valenzuela y buscaban porteadores que pasaran la mercancía a Marruecos.
Como de costumbre en la frontera de Beni Enzar había ayer largas colas de coches que llegaban hasta el polígono del Sepes. Y también como siempre los alrededores del principal paso fronterizo de la ciudad estaban llenos de vendedores ambulantes.
Cada día, según sindicatos policiales, entre ocho y nueve camiones de mercancías usan porteadores para pasar su carga a Marruecos.
Como ya ha publicado este periódico los contrabandistas se ponen de acuerdo con alguien de la aduana marroquí y en cuanto esta persona entra a trabajar, intentan pasar con toda su carga. Para ello, revientan la cola de coches que esperan para atravesar el paso fronterizo y provocan grandes atascos que dejan los ánimos más crispados en las inmediaciones de Beni Enzar.
Hay que tener en cuenta que el contrabando da de comer a empresarios marroquíes y españoles y que de él viven miles de porteadores que cada día cruzan la frontera que separa Melilla de Marruecos en busca de un nuevo fardo por el que les pagarán una miseria.

La solución, en manos de Rabat, según UFP y CEP

Los sindicatos Unión Federal de Policía (UFP) y la Confederación Española de Policía (CEP) entienden que la solución a todos los problemas de la frontera de Melilla con Marruecos pasa por la colaboración “real” del país vecino.
José Guerrero Cámara, portavoz de UFP, aseguró ayer a El Faro que ya es hora de que se busque una solución a las largas colas y las avalanchas de porteadores en la frontera. “No sabemos por qué, si se creó el paso de Barrio Chino sólo para porteadores, ahora tenemos contrabando en todos los pasos y sobre todo en Beni Enzar”.
En opinión de Guerrero, la solución pasa por un acuerdo inminente con Marruecos porque “no se puede permitir lo que está ocurriendo”, subrayó.
Actualmente, insistió el portavoz de UFP, “la frontera de Melilla es una vergüenza” y lo peor, añadió, es que el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, está al tanto de lo que sucede. “Hasta que no maten a un policía no se tomará ninguna medida”.
Para Guerrero es evidente que “Marruecos no hace nada” para impedir avalanchas, despejar la ‘tierra de nadie’ o agilizar el paso fronterizo. Por eso su sindicato tiene pensado preparar un informe sobre las avalanchas de porteadores que ayer obligaron a cerrar hasta en tres ocasiones la frontera de Beni Enzar y mandarlo a los responsables de la Jefatura Superior para que tomen cartas en el asunto.
José Guerrero recuerda que situaciones como las de ayer perjudican, sobre todo, a las personas que entran y salen de Melilla y que cada día se tienen que enfrentar a las largas colas.

Predisposición de Marruecos
El portavoz del CEP en la ciudad, Enrique Travieso, ve la solución al problema de las colas en la frontera desde el mismo ángulo que lo mira UFP. “Las autoridades de Marruecos no hacen nada, pero en España nos hemos enrrocado en el latiguillo de que Marruecos colabora y es como si los que lo repiten estuvieran poseídos por esa idea”, apuntó a El Faro.
Asimismo, Travieso considera que tanto las colas, como el contrabando se podrán controlar en  Beni Enzar en el momento en que “haya predisposición por parte de Marruecos para arreglar esto”, señaló ayer a El Faro.
Hay que recordar que expertos en relaciones internacionales consultados por este periódico han asegurado que las buenas relaciones entre Marruecos y España se sustentan en el esfuerzo de nuestro país en que así sea porque “le interesa”. Es más, consideran que forma parte de la “diplomacia económica” española a la que le interesa fomentar el intercambio comercial con el país vecino y tenerlo como aliado en temas importantes como el control del narcotráfico, el terrorismo yihadista y la inmigración irregular.

Rifirrafes políticos por el comercio fronterizo

El contrabando y el fenómeno de los porteadores, tan habituales en la frontera de Melilla con Marruecos, han llegado a la Unión Europea.
El eurodiputado de UPyD, Francisco Sosa Wagner, lo llevó al europarlamento en Semana Santa, acompañado de la propuesta de que Melilla y Ceuta entraran en la Unión Aduanera.
Inmediatamente la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidenta de la Comisión Europea, Catherine Ashton, contestó a Wagner que las instituciones comunitarias no podían plantear una modificación del Código Aduanero Comunitario para permitir la entrada en la Unión Aduanera de Melilla y Ceuta porque “no han recibido” tal petición del Gobierno de Rajoy.
Al calor de este debate, el responsable de la formación política en Melilla, Emilio Guerra, destapó la olla de los truenos, pero sin presentar alternativas ni soluciones al problema. En su opinión, podía empezarse por crear una mesa de debate sobre el tema.
Según explicó Guerra, el “comercio atípico” deja beneficios de 600 millones de euros, aunque estima que este dinero no se queda en Melilla o de lo contrario la ciudad sería igual de rica que Mónaco o el Peñón de Gibraltar.
El Gobierno melillense ha dejado claro en más de una ocasión que el fin del comercio fronterizo sería “una ruina para muchos ciudadanos de Melilla” y que la Ciudad no tiene forma de mejorar las condiciones laborales de las mujeres que trabajan cada día como porteadoras.