El consejero Mohamed Mohamed Mohand nos ha dejado con la boca abierta y en stand by hasta nuevo aviso. Desde que el entonces rey Juan Carlos I entonó el mea culpa a la salida de la clínica, donde había estado ingresado tras su cacería en Botsuana en plena crisis económica de 2012, ningún otro político, al menos que nos importe en nuestra ciudad, se había colocado frente a un micrófono a hacer autocrítica como lo ha hecho el joven socialista melillense.
En su opinión, los políticos españoles, a gran y pequeña escala, no han estado a la altura de las circunstancias durante esta crisis del Covid-19. Con esto no ha descubierto el agua tibia. Simplemente ha verbalizado lo que todos esperábamos que alguien hiciera y nadie se había dignado a hacer hasta ahora.
Coincido con el consejero en que nuestros políticos han dejado el listón muy bajo en tiempos del coronavirus. La gente lo está pasando mal, ya sea por el confinamiento, porque está enferma, de luto o sin trabajo y mientras tanto, los representantes en las instituciones públicas no consiguen ponerse de acuerdo.
El 87% de los españoles, según el barómetro del CIS correspondiente al mes de abril, cree que éste no es el momento de confrontar sino de apoyar al Gobierno central porque ahora lo que se pide a los políticos es que remen todos en la misma dirección. Es complicado llevarle la contraria a esa amplia mayoría. A los que creemos en la democracia, ni se nos pasa por la cabeza cuestionarlo incluso cuando nuestra postura es diametralmente opuesta.
Ayer Moha Mohamed, a quien hemos atizado con nuestra jabalina en más de una ocasión, demostró que tiene madera de político, pero no de los de toda la vida. Los electores no podemos resignarnos a que los jóvenes vengan a aprender a los gobiernos. Lo que los votantes esperamos de la juventud es que regenere la política, que aporte otra forma de ver y entender el arte de lo posible. Y justo eso es lo que hizo ayer Moha Mohamed. Demostrar que ha venido a por todas, sin medias tintas.
Hace un tiempo comentábamos que el PSOE tiene asegurado el relevo y aquí lo dejo porque ya sé cómo se las gastan los socialistas y si le sigo echando flores al consejero terminarán linchándolo a navajazos, esa práctica tan socorrida en los bajos fondos de los partidos políticos.
Moha Mohamed ha hecho autocrítica y fíjense en qué punto tan perverso de la historia de la humanidad estamos que eso es noticia cuando no debería sorprendernos.
Ha sido sincero. La coordinación con el Gobierno central deja mucho que desear, pero es lamentable el espectáculo que está dando el tripartito en Melilla. No podemos entender el resbalón de Aberchán sólo como una metedura de pata monumental sino, además, como un ajuste de cuentas. Ha sido el principio del fin y da igual lo que se escenifique a partir de ahora. El PSOE ha dejado claro que no va a taparle las vergüenzas a CpM y los cepemistas no tienen intención de dejar de denunciar la falta de cooperación de la Delegación del Gobierno.
El clímax ha llegado con la reubicación de los sin techo del V Pino. Sigo sin entender por qué Madrid no ha negociado la deportación urgente de los marroquíes que han quedado atrapados en Melilla. ¿Es mejor pagarles la estancia? ¿Qué necesidad hay de utilizar la única plaza de toros que queda en África como refugio de personas que están literalmente en la calle, en muchos casos, por culpa de Marruecos? ¿Cuántos nos costará rehabilitar luego la mezquita del toreo? ¿Cómo vamos a organizar el aislamiento de pacientes si se produjera un solo positivo entre las personas que serán acogidas en ese monumento de nuestra ciudad? ¿Se han hecho tests a quienes serán trasladados?
Efectivamente, nuestros políticos no están a la altura. Cada uno barre para su lado. Aquí de lo que se trata es de no pisar charcos, especialmente si son profundos, y de salir vivos del coronavirus. Luego a la gente se le olvida y votará por la estabilidad, la ofrezca quien la ofrezca y muy a pesar del voto de los incondicionales.
Nadie espera que el tripartito llegue a cuatro años de Gobierno en nuestra ciudad. Dos parece ya muchísimo. Estamos a punto de cerrar el primer ejercicio y aquí no ha cambiado nada. El Gobierno de la esperanza no ha hecho nada significativo que les diferencie del Gobierno de Imbroda. Sí ha habido subida de sueldos escandalosas, nombramientos a dedo de cargos innecesarios en la Administración, muchos errores e infinitud de navajazos. La ciudad está hundida y ahora Madrid no nos puede ayudar porque resulta que nos hemos hundido completamente cuando aún no nos habíamos recuperado de otro naufragio. Estamos hundidos como todos y sin nadie que nos eche una mano. Lo que tenga que llegar, llegará de Europa. Y será porque con toda seguridad volveremos a ganar espacio en el ranking de los más pobres entre los pobres de la Unión.
Moha Mohamed ha resumido el sentimiento colectivo al denunciar que los políticos no han estado a la altura. Ahora sólo falta que sus palabras no caigan en saco roto y que cada uno, desde su posición, haga algo por remediarlo. Los ciudadanos lo vamos a agradecer.
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