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AUGC, El Barkani y el mayordomo

Responsables de la dirección de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) reunidos en la Delegación del Gobierno con Abdelmalik El Barkani en su despacho.

La fotografía que ilustra la portada de El Faro de Melilla debe ser calificada cuando menos como “inquietante”. No pueden verla de otro modo quienes llevan meses fomentando el enfrentamiento entre la principal asociación de agentes de la Benemérita y el máximo responsable del Ejecutivo central en Melilla. Por el contrario, la inmensa mayoría de ciudadanos y la práctica totalidad de agentes del Instituto Armado se sentirán esperanzados de que este encuentro sólo sea el primero de otros muchos que a partir de ahora comiencen a desarrollarse de manera habitual entre ambas partes. El objetivo debería ser recuperar el ambiente de concordia y el ansia de entendimiento que presidió aquellas primeras citas similares a ésta tras la llegada de El Barkani a la Delegación del Gobierno. Sólo unas semanas después de su toma de posesión como máximo representante del Ejecutivo de Rajoy en Melilla, ya se habían solucionado algunas cuestiones que venían planteando desde hacía años los guardias civiles, otras comenzaban a estar encarriladas y sobre el resto era necesario continuar hablando.
Parecía que Delegación del Gobierno y AUGC estaban llamados a entenderse. El talante dialogante de El Barkani y la actitud comprensiva y mesura de los responsables de la principal asociación de guardias civiles estaba comenzando a dar sus frutos. Y, por otra parte, los ciudadanos empezábamos a ser los principales beneficiarios de este ambiente de entendimiento y colaboración.
Sin embargo, el bien de muchos no significa que sea suficiente para complacer a todos. Quienes veían que este clima de concordía hacía peligrar unos privilegios ‘ganados’ durante años, quienes aspiraban a continuar ejerciendo el ‘ordeno y mando’ por encima de todo y de todos, quienes deseaban continuar pescando en ‘río revuelto’, quienes vivían de cobrarse favores y quienes prosperaban pagándolos no tardaron en ponerse manos a la obra.
Así hemos llegado a la situación en que nos encontramos hoy. Por un lado, agentes que se sienten injustamente perseguidos y por otro, un delegado del Gobierno que afirma no haber dado orden de perseguir a nadie. Si es cierto lo que dicen ambas partes (y no hay motivo para dudarlo), los ‘culpables’ no estaban presentes ayer en la reunión de la Delegación del Gobierno. En el despacho de El Barkani sólo estaban las ‘víctimas’.
Cómo siempre que se investiga un asesinato, para encontrar al culpable  hay que empezar por identificar a quien más se beneficia del crimen. Las sospechas recaen habitualmente sobre alguien con nombre de mayordomo, que tiene cara de mayordomo, que se comporta como un mayordomo y que además es el mayordomo, aunque no lo parezca porque gobierne la mansión sin dar explicaciones a su señor, en su propio provecho y como si fuera suyo el inmueble.

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