El día 11 de junio, dentro de las preguntas de control al Gobierno en el Senado, la senadora de Vox, Paloma Gómez Enríquez, preguntó a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, si se tenía pensado mejorar las retribuciones del personal militar.
La vicepresidenta respondió lo siguiente:
“El Gobierno ha ido mejorando la capacidad retributiva de los empleados y, por tanto, miembros de las Fuerzas Armadas no solo en la parte que corresponde a la mejora en el capítulo de personal, sino también en las condiciones laborales en las que desarrollan su tarea, fundamentalmente con la modernización de las tecnologías que está empleando el Ejército a la hora de tener preparada toda la reserva, que es muy importante en caso de conflicto”.
“…sin contar con la subida que corresponda a este año 2024, el incremento retributivo que el personal de las Fuerzas Armadas lleva acumulado desde el año 2018 al 2023, ha sido una subida del 16,04%, superior al resto de empleados del conjunto del sector público”.
Esta respuesta de la ministra de Hacienda venía a significar que los militares habían tenido un aumento salarial entre 2018 y 2023 del 29,94%, ya que a la subida exclusiva para ellos habia que sumarles la subida producida a todos los funcionarios que en ese periodo fue aproximadamente del 13,9%. A esto habia que añadir, de manera sorprendente y sin saber cómo cuantificarlo en el sueldo de cada militar, la modernización en armamento y material.
Con estas cifras, que convertirían a los militares en uno de los servidores públicos mejor pagados, no es de extrañar que todas las propuestas sobre su actualización retributiva se topasen con la negativa taxativa del Gobierno a elevarlas.
Dejando la ironía a un lado, la respuesta de la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda no puede tacharse, por decirlo de una manera “fina”, más que de estrambótica.
Por un lado, unir el aumento del presupuesto en armamento y material al sueldo de los militares es irracional y, por otro, responder que el sueldo de los militares ha aumentado un 16,04 más que el del resto de los funcionarios es mentir a los senadores y a los españoles.
En un alarde de buscar una lógica, se podría pensar que esta subida se produce al meter en un mismo saco a todos los militares, inclusive aquellos que tienen unos salarios y complementos de dedicación especial más altos, lo que difuminaría la realidad que viven los soldados y marineros, muchos de ellos, en especial aquellos que están en el compromiso inicial o en sus renovaciones, con nominas que pueden rondar los 1.100-1.200 euros netos mensuales.
Debemos recordar que incluso la ministra de Defensa, Margarita Robles, en su comparecencia en la Comisión de Defensa del Congreso de 25 enero de 2024, dio a entender que las retribuciones militares no eran las adecuadas y que era necesario ponerse todos de acuerdo para elevarlas.
“En cuanto a las retribuciones, todos estamos de acuerdo en que sería bueno subir las retribuciones. Yo les pido a todos ustedes, por favor, que presenten una proposición de ley conjunta de todos los grupos para incrementar las retribuciones de las Fuerzas Armadas. Háganlo. Si estamos todos de acuerdo y están ustedes de acuerdo, pues hagámoslo, ¿no? Hagámoslo. (El señor Conde Bajén: ¿Y quién gobierna? Hagan el presupuesto, traiga usted el presupuesto). Hagámoslo todos”
Lo primero que se debe platear es la premisa de que si se parte de un sueldo bajo, como el referido a la tropa y marinería, por mucho porcentaje que se suba el sueldo seguirá siendo bajo, sobre todo en momentos como los actuales, donde el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ha subido un 19,2% de enero de 2018 a enero de 2024.
Esto lo tuvo claro el Ministerio de Trabajo y Economía Social con el salario mínimo interprofesional (SMI), el cual subió más un 54% del año 2018 al 2024, pasando de 735.90 (2018) a 1.134 (2024) euros mensuales.
Es extremadamente complicado hacer, como hizo de manera apresurada y sin rigor la ministra de Hacienda, una comparación de la evolución de los sueldos de los militares en un periodo de tiempo de 6 años, sobre todo por las circunstancias que se producen en la vida militar, como puede ser cambiar de unidad, lo que supone una modificación al alza o la baja del Componente Singular del Componente Especifico (CSCE), la generación de nuevos trienios o la percepción aleatoria del Complemento de Dedicación Especial (CDE). Por ello, ATME ha realizado una comparativa sobre salarios brutos, sin contabilizar el CDE y la percepción de nuevos trienios.
Empleos
% de subida
Soldados con Compromiso de Larga Duración
17 al 22%
Cabos
17 al 19%
Cabos 1º
17 al 19%
Cabos mayores
Alrededor 15%
Militares de carrera que han pasado a la reserva en ese periodo
Alrededor 4%
Los salarios brutos de soldados y marineros en el compromiso inicial y sus renovaciones (hasta los 6 años de servicio), donde no perciben trienios y la percepción del CDE es escasa, suelen rondar los 1.400 €, los cuales se convertirán aproximadamente en 1.100-1.200 € netos mensuales.
Soldados / marineros
Menos de 6 años de servicio (Sin CDE)
1.164,14
Menos de 6 años de servicio (Con CDE)
1.219,78
Más de 12 años de servicio (Sin CDE)
1.243,14
Más de 12 años de servicio (Con CDE)
1.288,79
Más de 15 años de servicio (Sin CDE)
1.236,99
Más de 18 años de servicio (Sin CDE)
1.255,06
Más de 18 años de servicio (Con CDE)
1.294,40
Más de 18 años de servicio (Con CDE)
1.340,09
Más de 18 años de servicio (Con CDE)
1.352,30
Cabos
Más de 9 años de servicio (Con CDE)
1.330,98
Más de 12 años de servicio (Sin CDE)
1.332,00
Más de 18 años de servicio (Sin CDE)
1.270,64
Más de 21 años de servicio (Sin CDE)
1.278,80
Un caso paradigmático se produce entre los militares de tropa y marinería destinados en el País Vasco y Navarra, los cuales perciben todos los meses el Complemento de Dedicación Especial (CDE) en una cantidad superior al resto de los destinados en la península, los cuales han visto descender paulatinamente la cantidad que reciben por tal concepto, entre los 100 euros de un soldado y los 200 de un cabo 1º en ese periodo de tiempo, lo que ha supuesto una subida en su salario bruto de entre un 12 y un 13%.
La actualización del salario de los militares es un tema tabú para el actual gobierno que se limita a dar cifras falsas sobre su evolución y soslayar el tema diciendo que los gobiernos socialistas son los únicos que han aumentado el sueldo a este colectivo.
ATME considera que los militares y sus familias no viven de los recuerdos del pasado, viven con los problemas presentes, con un IPC que desde el 2018 ha rebasado en el mes actual el 20% y con unos sueldos que necesitan una profunda actualización. De otra manera, las Fuerzas Armadas, verán sus capacidades de personal mermadas paulatinamente por la pérdida de captación de nuevos recursos humanos y por el abandono de los que están, bien por rescisiones de compromisos, no renovaciones o excedencias voluntarias.
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