Melilla ConBici se hace eco de las declaraciones del Consejero de Urbanismo en lo referente a las actuaciones recientes en una zona muy conocida de la ciudad, donde podemos observar que a pesar de la importancia subrayada hasta la saciedad por todos los organismos internacionales (respetar e incentivar los entornos naturales dentro de las ciudades), esta Consejería amputa una gran zona verde, en favor del “único protagonista” de todas sus intervenciones, que no es otro que el “ardiente hormigón”. Un sellado continuo de los espacios verdes, contrario a la actual situación de crisis climática y medioambiental.
Perece ser que el haber firmado documentos en contra de estas mismas políticas urbanísticas, como La Declaración de Crisis Climática de la Ciudad de Melilla (documento que pretendía poner límites a ese desarrollo urbanístico que hoy se nos presenta de forma descarnada), ha quedado en nada. Poniendo así en tela de juicio su capacidad como gestor de lo público en estos tiempos tan críticos en los que nos encontramos. Construir 4 carriles de coches y 3 rotondas además de un edifico de VPO que en altura incumple el propio PGOU, no pueden más que alertarnos de estas prácticas tan peligrosas en los actuales tiempos de zozobra en los que nos encontramos. Recuerden que las políticas del hormigón que este señor y su técnico proponen, no tienen cabida en una sociedad moderna propia del siglo XXI, pues el término Isla de Calor Urbana debería al menos a estos personajes decirles algo.
En la imagen se puede apreciar la devastación de una masa forestal de décadas, que en apenas unas horas Atila sesgó.
Como entidad asistimos a la presentación del PGOU, en aquella ocasión se nos vendió expresiones como resiliente, amable, sostenible, inclusiva, todos calificativos carentes de sentido, absurdos de oír en boca de señores que promulgan este tipo de acciones contrarias frontalmente la “humanización de los espacios urbanos”.
El deterioro de la calle disminuye la cantidad de ciudadanos que la habitan, las calles desiertas invadidas por interminables avenidas de tráfico contaminantes adquieren un carácter donde ninguna persona quiere estar, “la desintegración de los espacios públicos vivos y la gradual transformación de las calles en una zona sin interés alguno para nadie, es un factor importante que contribuye al vandalismo y a la delincuencia en la ciudad” (Jan Gelh).
El conformismo de la Consejería de Medioambiente (idéntico partido político) raya lo infame, que ningún agente público levante la voz da muestra a las claras, que la prioridad de este gobierno, nunca ha sido la protección de la vida de sus ciudadanos a través del desarrollo de la biodiversidad o de un esmerado cuidado y protección de las zonas residenciales. Puedo entender que un arquitecto no proponga más que hormigón, pues su limitada formación no le dará para más, lo que no es admisible es que ese discurso cortoplacista se imponga sin ninguna oposición formada. Sanidad, infancia, medioambiente, distrito, educación, presidencia, cultura, participación ciudadana, asociaciones vecinales, entidades sociales, decidir qué hilos tocar para evitar que los espacios naturales sean sellados uno tras otro, es todavía hoy una cuestión irresoluble.
Las limitaciones del PGOU establecen que en esa zona no se puede edificar más de 5 plantas, este boceto incumple la Ley Urbanística propia de dicha zona.
Las obras realizadas en el Hospital Militar ya han dado buena cuenta de la importancia que se le da en esta ciudad a la protección de los espacios verdes, arrasados casi en su totalidad, dispararán en breve la energía necesaria para enfriar tan inmensa infraestructura, un problema señalado a nivel internacional, donde la energía necesaria para enfriarlos se disparará en los años venideros (para el año 2050 será equivalente a 9 veces el actual), todo un reto “energético” que pasan por alto todas las consejerías, condenando tanto a las generaciones futuras, como a las actuales a través de estas “políticas del hormigón”. El Mapa Estratégico de la Ciudad referente al cambio climático, señala los grandes cambios que están por llegar debido al incremento de las temperaturas y de cómo estas nos afectarán de manera inevitable a nuestras vidas, que un documento público tan trascendental como este sea pasado por alto, raya la estupidez.
Son entes vivos y no mobiliario urbano, con grandes capacidades como reservorio de fauna local, captadores de CO2, produce oxígeno, reduce la temperatura, captan partículas contaminantes, sirven de pantallas acústicas, reducen el impacto del viento (SEO) y a pesar de ello son destruidos por esos “grandes ignorantes” de lo natural.
Se dice que por donde pasaba Atila no crecía la hierba, parece que en nuestra ciudad son muchos los reyes de los Unos que pululan, destronando cualquier oportunidad de ese cambio tan necesario, donde “lo verde” y todos sus beneficios asociados puedan de alguna manera co-existir con todos nosotros, aunque si como manifiesta el Consejero de Urbanismo “el hormigón es el protagonista”, será difícil que Atila no arrase toda la ciudad y lo que es peor que nadie quiera vivir en ella.
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