Categorías: Editorial

Ataques al transporte público

La Cooperativa Ómnibus de Autobuses (COA) de Melilla ha vuelto a ser objetivo de ‘raterillos’ de medio pelo que quieren dar el golpe de sus vidas llevándose la recaudación de una línea ­urbana.

Parece de chiste que a las siete de la mañana haya ladrones despiertos, machete en mano, dispuestos a asaltar un autobús que empieza su ruta diaria. ¿Qué ­esperaban llevarse entre cinco personas? ¿Veinte euros en ­monedas?
Apenas tres días después de que un conductor de la COA recibiera un corte con un machete en el brazo, tras ser asaltado en la parada de Los Pinares, otro chófer fue amenazado con una navaja en la parada del comedor San Francisco en el Tiro Nacional.
Ocurrió a plena luz del día, en torno a la una de la tarde, y de no haber sido por un grupo de ­vecinos que increpó al agresor de la navaja, a estas alturas­ ­tendríamos otro trabajador de la COA herido.
De momento sigue suspendida la línea 6 a Mariguari y, pese a lo ocurrido, se mantiene activa la ruta que pasa por el Tiro. Según avanzó ayer el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, se ha programado un dispositivo de seguimiento a algunos vehículos de la COA, por parte de Policía Nacional y Policía Local.
Puede que Melilla sea uno de los pocos sitios de este país donde las agresiones al transporte público se den tan seguidas. No es normal. Como tampoco es común que se quemen contenedores con la alegría del que enciende una cerilla.
En plena Operación Paso del Estrecho no podemos tener a la Policía Local y a la Nacional viajando en fila india detrás de los autobuses urbanos de Melilla.
El problema hay que solucionarlo y habrá que buscar la fórmula. Los ‘pelagatos’ con ­inclinaciones numismáticas que asaltan autobuses en la ciudad sabotean el transporte público, que es de todos. Están dejando a mucha gente de la periferia sin autobuses y la Policía los pilla, los suelta y así, hasta que el ‘caco’ tiene tantas reseñas de robos, que va a la cárcel.
Las Fuerzas de Seguridad tienen que hacer su trabajo. Eso, por descontado. Pero los ciudadanos también tenemos que mostrar rechazo a este tipo de actos delictivos.
Bastante tiene la COA con la sangría de usuarios que viene registrando desde hace años sobre todo por el aumento del paro y la proliferación de taxis piratas, para que ahora se convierta en objetivo de niñatos que se aburren y salen armados hasta los dientes a robar monedas. ¿Estamos locos?

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