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Asno norteafricano

Origen africano de la especie

A pesar de la multitud de razas de asnos que existen en la actualidad, todos pertenecen a una única especie, el asno doméstico, cuya denominación científica es Equus africanus asinus.

Esta denominación nos da una pista fundamental sobre el origen de la especie y ayuda a entender su historia. El primer nombre, Equus, el que determina el género, nos dice que los asnos o burros pertenecen a la familia de los équidos, formada por un único género que engloba a multitud de especies separadas por sus similitudes morfológicas en tres grupos principales: caballos, burros y cebras.

El segundo nombre, africanus, lo identifica como perteneciente al grupo de los asnos y establece de forma rotunda el origen geográfico de esta especie antes de su domesticación y posterior dispersión por el resto del mundo siempre al servicio del hombre.

El tercer nombre, asinus, indica la subespecie, la que diferencia al asno doméstico de las otras dos subespecies que aún siguen en libertad en las zonas áridas del norte de África, las mismas que vieron el origen de nuestro burro actual.

Pasado silvestre del asno norteafricano

Siendo el norte de África el seno de esta especie, por lógica la cercanía genética entre las dos subespecies silvestres, el asno salvaje nubio (Equus africanus africanus) y el asno salvaje somalí (Equus africanus somalicus) con los asnos domésticos norteafricanos es mucho mayor que con los del resto del mundo.

Esta proximidad genética se evidencia en una serie de características morfológicas de los asnos domésticos norteafricanos, algunas muy evidentes por tratarse de marcas de color en el pelaje que ya han desaparecido o son mucho menos evidentes en el resto de los asnos domésticos.

El extinto asno del Atlas

Para entender bien estas marcas de color en el pelaje comunes a las tres subespecies de asnos hay que explicar antes que hubo una cuarta subespecie, el asno salvaje del Atlas (Equus africanus atlanticus), que se extinguió ya en época de los romanos debido a la caza excesiva. Mientras que el asno somalí y el nubio viven en las zonas áridas del oriente norteafricano, el del Atlas ocupaba las del occidente.

Existen numerosas evidencias históricas que datan la domesticación del asno en África cinco mil años antes de nuestra, coincidiendo con la domesticación del caballo en Eurasia.

Esta domesticación se produjo al parecer en la zona oriental de África, dominada por la cultura nubia y posteriormente por la egipcia, que ha dejado numerosas representaciones de asnos sirviendo en labores agrícolas en la decoración de sus templos. Estos ejemplares domesticados debían descender de las subespecies orientales, pero, ¿qué ocurría mientras con la subespecie occidental?

Origen silvestre tatuado en la piel

Las bandas y rayas de color oscuro son características de muchas especies de équidos. Así, el encebro, un misterioso équido del grupo de los caballos que se extinguió en la península ibérica en la Edad Media debido a la caza, presentaba una serie de rayas oscuras en el lomo y en la parte superior de las patas.

De los encebros tenemos referencias escritas de esa época, como las crónicas de caza del rey Alfonso X el Sabio, y se sabe que los últimos ejemplares sobrevivieron en el sureste de la península ibérica hasta al menos el siglo XVI. De hecho, el nombre que le dieron los portugueses a las cebras se basaba en el nombre de este équido, por la similitud de las rayas.

Los asnos también presentan estas bandas y rayas oscuras en su pelaje, que nos sirven para distinguir unas subespecies de otras. El asno nubio tiene una raya oscura que le recorre todo el lomo desde la frente hasta la cola, y otra que cruza de un hombro a otro formando una cruz con la anterior, mientras que el asno somalí lo que tiene son rayas oscuras alrededor de las patas. Sin embargo, muchos ejemplares domésticos de la zona occidental presentan tanto la cruz de los hombros como las rayas de las patas, lo que unido a otras referencias históricas hace suponer que los asnos domésticos de la zona occidental tienen más proximidad genética con el extinto asno del Atlas que con las subespecies orientales.

Por eso, las marcas distintivas del pelaje de los asnos que viven en el entorno rural de Melilla son en realidad una ventana que muestra el pasado silvestre de estos animales, y hacen que especies hoy en día ya desaparecidas sigan de alguna manera estando presentes.

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