Faiza y Nico, dos macacos de Berbería (Macaca sylvanus), han viajado desde Melilla hasta las instalaciones de la AAP Primadomus, en Alicante, en busca de una vida mejor.
Después de haber sido arrancados de sus madres siendo tan solo unas crías y vendidos ilegalmente como animales de compañía, ambos fueron decomisados por las autoridades y dejados en depósito.
Así, los primates han permanecido los últimos años en dos centros de recogida de animales de Melilla.
Según ha explicado a El Faro, la consejera de Salud Pública y Bienestar Animal, Francisca García Maeso, la hembra fue incautada por la Guardia Civil hace muchos años.
La titular de Bienestar Animal ha dicho también que en 2014 fracasó un intento por sacar a Faiza de Melilla y desde entonces no se había vuelto a intentar.
Una dura vida hasta ahora
Nico, uno de los macacos, estaba en la granja Tramonti y fue incautado por la Policía Nacional. Tiene cuatro años y a él nunca se le había tratado de trasladar, a tenor con lo que ha puntualizado Maeso.
Nico pertenecía a una persona que lo compró ilegalmente y fue decomisado desde que tenía alrededor de un año. Desde entonces ha pasado dos años en las instalaciones de la referida granja escuela, de acuerdo con lo informado por la fundación.
Un voluntario visitaba a Nico casi a diario para llevarle fruta fresca e informó de la situación de este macaco a las autoridades.
Tristemente, la vida de confinamiento ha hecho estragos en la salud mental de Nico, que ha desarrollado comportamientos anormales, que han incluido las autolesiones. Ahora, en AAP, los especialistas en primates lo ayudarán a rehabilitarse.
Por otro lado, Faiza, tiene 15 años y 14 de ellos los ha pasado en el centro melillense de adopción De Carlos.
Su caso también se estudia para poder ayudarla a socializar con otros macacos, a pesar de que es mayor y de que ha estado en cautiverio y sola casi toda su vida.
Si bien el proceso de reubicación no ha sido fácil, ya que ha requerido numerosos trámites y autorizaciones, el 30 de marzo, miembros de AAP Primadomus viajaron a Melilla con un furgón adaptado y autorizado para el transporte de animales vivos.
Luego de hacerle las últimas pruebas, pudo hacerse el traslado de ambos en cajas de transporte especiales en barco desde puerto de Melilla hasta Almería, y luego hasta la fundación en Villena (Alicante).
Una especie en peligro
También denominado mono de Gibraltar, el macaco de Berbería es el único primate no humano que se encuentra en estado salvaje en el norte de África y sur de Europa (Peñón de Gibraltar).
Su población, gravemente amenazada por la destrucción de su hábitat y el robo de crías para la venta ilegal, sólo cuenta con entre 6.500 y 9.100 individuos.
En 2016, organizaciones de protección animal lograron que la especie pasara de CITES II a CITES I, lo que les ha dado un mayor grado de protección porque ha prohibido su comercialización.
Aun así, sigue siendo uno de los mamíferos CITES más incautados en España. Por ende, lamentablemente no soprende que sean de los primates más rescatados por la Fundación AAP y el más presente, junto a los monos titís, en lista de espera para entrar a uno de los centros de rescate, ya sea en el propio AAP Primadomus de Alicante, o en AAP Almere, en Países Bajos.
Por el cuidado animal
La Fundación AAP es una organización internacional de bienestar animal que se dedica fundamentalmente a la acogida de primates y otros mamíferos exóticos como grandes felinos, a los que les proporciona un futuro mejor.
Además, la organización también desarrolla el proyecto "Born to Be Wild" en Marruecos, centrado precisamente en la conservación del macaco de Berbería y en abordar todos los aspectos del comercio ilegal de este primate allí.
La iniciativa busca salvar a este macaco de la extinción, mediante la contratación y la capacitación de guardaparques en el país norteafricano; el trabajo con las autoridades y las fuerzas del orden marroquíes, españolas e italianas para poner fin a la caza furtiva y reforzar la aplicación de la ley; y el rescate, la socialización y la reintroducción de los animales confiscados.
Al mismo tiempo, se centra en la concienciación de las generaciones futuras, y la implicación de agricultores y de ganaderos locales para mitigar los problemas a los que se enfrentan en su convivencia con la especie.