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Así despiertan las playas de Melilla

Hacer deporte, darse un baño o incluso detectar metales. Estas son algunas de las cosas que hacen los melillenses a primera hora de la mañana en las playas. 

Son las 7 y media de la mañana. Los primeros rayos de sol todavía no han comenzado a despuntar. El ambiente es fresco. A esta hora, los termómetros todavía se mantienen bajos. A pesar de lo que muchos puedan pensar, por el paseo marítimo de San Lorenzo ya hay bastante afluencia.

La mayoría de personas que cruzan por allí van a hacer deporte. Algunos no pueden pararse porque sino perderán el ritmo. Los que sí lo hacen cuentan a El Faro que salen a correr todos los días a esta hora desde hace mucho tiempo. 

En verano, comentan, es mucho más “agradable” hacer deporte. A esas horas la temperatura es muy buena. En invierno, los termómetros todavía se resienten del frío de la noche y hasta que el cuerpo no entra en calor, “se pasa un poco mal”. 

Se levantan a las 6 de la mañana. De este modo, cuando sale el sol, ya están fuera de casa. Las caras son conocidas, dicen, y siempre son los mismos los que pasean a estas horas del día. 

Carlos y Conchi son dos amigos que salen a andar todos los días. Suelen salir a las 7 y media y antes de las 9 están de vuelta en casa. Suelen recorrer todo el paseo marítimo hasta el campo de fútbol. En su camino se encuentran a muchas personas que madrugan para no toparse con el calor fuerte. “Más tarde de esa hora es imposible hacerlo”, comentan.

Paco también sale de su casa a las 7 de la mañana y en invierno a las 6 y media. Es una rutina que ha mantenido durante más de cuarenta años. Antes se iba a correr y luego, cuando venía de regreso, se bañaba en la playa para refrescarse. Ahora sale a andar y de camino saca a pasear a su perra. Algunas cosas han cambiado, pero el hábito sigue siendo el mismo

Desde el barrio de la Victoria viene Ramón. Este melillense sale a pasear todos los días por la mañana y da vueltas por el paseo marítimo. En su camino se encuentra con personas que corren. A esa hora, comenta que hay buen ambiente y que la estampa es una maravilla. El paisaje de la playa cuando todavía no ha terminado de salir el sol es de una increíble belleza

Lo mismo opina Karim: “Me llenan las vistas tan bonitas que tenemos por la mañana”. Sale a correr todos los días al amanecer porque el flujo de personas es menor y se puede hacer deporte más fácilmente. Después de los ejercicios, se baña en el mar porque también “es bueno para la piel”. 

Pero no solo de las playas a estas horas disfrutan las personas. Muchos melillenses aprovechan estas horas del día para pasear con sus perros junto al mar. Corren hacia la orilla del mar, mueven el rabo locos de alegría y persiguen jugando a las palomas y gaviotas que se encuentran por allí. 

Testigo de esta escena en la playa es Javier. Un ciudadano que sale todos los días a primera hora de la mañana con su detector de metales. Viene temprano para poder ir con tranquilidad y sin tener que molestar a nadie. Durante el rato que está allí, asegura que ve mucha gente haciendo deporte, paseando y bañándose.

Y es que, aunque parezca que no, con los primeros rayos de sol el paseo marítimo se llena de gente caminando y haciendo footing. “Sin deporte no somos nada”, dice Karim. Muchos piensan como él y a través de la actividad física recargan las pilas para el resto del día. 

También hay algunos que han salido más temprano que el resto y ya vienen de regreso. Juan Carlos es uno de ellos. Va de camino a La Hípica para bañarse después de haber estado haciendo deporte. A veces sale de su casa a las 4 de la mañana y asegura que, aunque hay muchos que no se lo creen, ya hay gente en la calle haciendo deporte. 

A esa hora afirma que las calles “no están cerradas” como siempre se ha dicho. “Están abiertas”. También comenta que se encuentra a muchas personas a lo largo del paseo marítimo haciendo fotografías de la playa al amanecer.

Conforme los rayos de sol comienzan a despuntar, el calor comienza a notarse. El paseo marítimo se llena de más personas. Muchos simplemente han madrugado para ir a trabajar. Antes han parado a desayunar en bares del paseo y contemplar las vistas de la playa mientras toman un café. 

Dos mundos distintos que chocan a una misma hora. Sobre las 8 y media, los que habían salido temprano empiezan el recorrido de vuelta a casa. Otros se levantan de los bares y se marchan al trabajo. El día no ha hecho más que comenzar.

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