La Fiscalía de Melilla reclama una pena de un año y medio de prisión para un individuo por un delito contra la salud pública. Según mantiene en su acusación, las cámaras de seguridad del centro penitenciario de la ciudad lo captaron arrojando un paquete de hachís a su interior. Lo hizo en compañía de otro varón, como se describe en el escrito del Ministerio Público, pero este último ha sido declarado en rebeldía. Los hechos tuvieron lugar el 25 de junio de 2016, pero fueron enjuiciados el pasado jueves en el Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla.
El acusado negó los hechos, aunque dijo que no recordaba qué hizo ni dónde estuvo cuando tuvieron lugar. Según sostuvo, él no podía ser la misma persona que habían captado las cámaras de la prisión. Además, solicitó visualizar los fotogramas que se habían aportado como prueba contra él.
Por su parte, explicó que él vive muy cerca de la prisión, por lo que suele estar próximo al centro penitenciario. “Sólo me separa una calle”, indicó. A su vez, afirmó que fue abordado por un policía secreta que le detuvo por estos hechos. El encausado reconoció que entonces su hermano estaba cumpliendo condena en la cárcel de Melilla, pero negó que hubiera arrojado ningún paquete con hachís al interior de la misma.
Por otro lado, en la vista declaró el agente de seguridad del centro penitenciario que localizó la droga, consistente en 41 gramos de hachís. “Inmediatamente di aviso a la Policía porque nosotros no podemos cogerlo”, relató. Según aclaró, él no fue quien visualizó las cámaras.
El vigilante apuntó que fue un compañero suyo el que comunicó a los trabajadores que había observado desde su garita cómo arrojaban un paquete al interior de la cárcel. “La droga se encontraba entre dos garitas”, rememoró el testigo.
La última persona que declaró fue un agente de la Policía Nacional. Según manifestó, observó las grabaciones de las cámaras de seguridad de la prisión y en ellas se veía al encausado junto a otro individuo apoyados en la pared de la cárcel. “En las imágenes se ve cómo uno habla por teléfono y el otro arrojaba el paquete”, afirmó el funcionario en la vista.
El policía sostuvo que en las grabaciones se apreciaba bastante bien la cara del acusado. “Se veía muy claro”, aseguró. Asimismo, confirmó que el que estaba en la sala era el que lanzaba la droga, según captaron las cámaras. “Lo conozco por otras intervenciones”, agregó el testigo.
Tras escuchar todas las versiones, la Fiscalía solicitó que el procesado fuese condenado a un año y medio como autor de un delito contra la salud pública. Según mantuvo, se puso de acuerdo con otro individuo para arrojar un paquete de hachís al interior de la cárcel de la ciudad.
La defensa, por su parte, aseguró que por los fotogramas no se podía deducir que su representado fuese la persona que lanzó la droga al centro penitenciario. “La cara no se aprecia con absoluta claridad”, insistió el letrado. Por ello, solicitó la libre absolución de su cliente.
El titular del Juzgado de lo Penal 1 tendrá que decidir.
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