Una de las caras o facetas más crueles de la política es como una persona puede pasar de estar en lo más alto a ser relegada al más profundo olvido en muy poco tiempo, casi en cuestión de días me atrevería a decir. Un abrir y cerrar de ojos basta para olvidar a alguien. Por otro lado y siendo esta la otra cara de la moneda, se puede pasar del anonimato más absoluto a estar en el candelero con igual inmediatez. Dos polos totalmente opuestos de una misma realidad, las dos caras de una misma moneda. “¡Arriba o abajo, esa es la cuestión!”.
Creo que se podría decir que muchos son los campos donde estas dos realidades conviven en permanente conflicto. Cualquier empresario, por ejemplo, sabe que se puede llegar a ser muy exitoso en un corto espacio de tiempo, cómo así también todo lo contrario y verse abocado al fracaso empresarial. Teniendo claro en la vida que el hecho de estar arriba o abajo son dos realidades probables y centrándonos únicamente en el ámbito político, de seguro que esta percepción tan nítida haría del político alguien más cercano a la realidad. Si estás arriba hoy, sabrás que mañana quizás no lo estés y eso debería hacerte más humilde, más sensible con respecto a los demás, pues hoy eres alguien pero mañana quizás no. Por el contrario, si hoy no lo estás (arriba), quizás mañana sí y eso te dará tranquilidad mental y perspectiva de futuro en tus aspiraciones, pues es una posible realidad. Tu autoestima no se verá resentida sino todo lo contrario, será un ejercicio de autocontrol de ciertas emociones, algo que a todos nos vendría bien.
La política actual y más concretamente la nacional, por poner un ejemplo más cercano a nosotros, e independientemente de siglas y colores, está repleta de casos así. Sin dar por supuesto nombres propios, pues por decoro y respeto creo que así debe ser, a todos nos pueden sonar distintos nombres de personajes políticos que han podido experimentar y vivenciar en sus propias carnes este sube y baja que proporciona de forma tan cruel muchas veces el mundo de la política. De estas dos caras de la moneda y por tener un talante optimista como creo que así debiera ser siempre para todo en la vida, me voy a quedar con la subida y no la bajada. No solo esto, sino que también me voy a remontar en la historia aproximadamente unos 3.500 años atrás, más que nada para que quede claro que la política no es algo nuevo, no es un invento nuestro, es decir de estas últimas generaciones, sino todo lo contrario, es muy pero que muy antigua. No sé si mejor o peor, puedo tener mi propia opinión pero me la reservo para mi puesto que no creo que sea de interés alguno para los lectores. Vamos a hacer un ejercicio de honestidad y sincera valoración. Independientemente de la cultura o religión que profesemos, o si somos o no creyentes, podemos llegar a un punto en el cual absolutamente todos podremos coincidir. Hay un texto que durante muchos años estudié con bastante profundidad, seriedad y constancia, no es otro que el texto de la Biblia, llámese Toráh para los judíos, antiguo testamento para los cristianos, etc. Procuré siempre sacar de allí alguna lección de vida, buscar la parte más práctica la cual incluso a día de hoy podría tener vigencia y fueron incontables las que pude extraer durante esos años.
José, (Yoséf, nombre hebreo original de la Biblia) el famoso interpretador de sueños, fue encarcelado durante 12 años por una acusación falsa de la esposa de quien fuera en ese momento su patrón (recomiendo encarecidamente leer la historia para poder alcanzar un entendimiento más claro).
Resumiendo muchísimo todo, el caso es que un buen día, el faraón de Egipto tiene dos sueños los cuales le inquietan muchísimo puesto que él sabía que junto con los sueños también soñó su interpretación y ahora no la recordaba. Hizo pasar a todos sus ministros y hechiceros para contarles sus sueños y que ellos le pudieran dar así la interpretación olvidada por él. Ninguno consiguió el objetivo y debido a que él soñó ambas interpretaciones, sabía que todo lo que le interpretaban no era lo correcto. Uno de los sirvientes allí presentes, concretamente el encargado de servir el vino al faraón, recordó que dos años atrás fue él mismo encarcelado también y que durante los días que en el calabozo estuvo, coincidió con José, quien le interpretaría a éste un sueño que tuvo. Entonces le dijo al faraón: “Mi señor, si se me permite hablar, recuerdo del tiempo que estuve encarcelado por mis faltas, a un joven hebreo quien me interpretó un sueño que tuve, siendo que se cumplió con exactitud todo aquello que me dijo”. José es llamado ante el faraón. Es acicalado y vestido apropiadamente para ser presentado ante él. José escuchó atentamente los sueños del faraón y he aquí la respuesta. El faraón al escuchar la interpretación recordó que esas eran exactamente las que soñó. Inmediatamente exclamó: “¿Acaso encontraremos en toda la tierra de Egipto un hombre así, henchido con el espíritu Divino?”. Tomó pues su anillo y lo puso en el dedo de José diciéndole: “A partir de ahora todo Egipto estará a tus pies y únicamente mi trono estará por sobre tu cabeza”. José fue nombrado en ese momento virrey de Egipto y jefe del tesoro de la que fuera por entonces la nación más poderosa y avanzada del mundo. Por muchas décadas desempeñó José su cargo haciendo que Egipto se elevara a lo más alto que una nación hubiera podido llegar. Mientras duró su gestión al cargo no hubo una sola época, por más pequeña que fuera, donde hubiera habido escasez alguna, todo lo contrario, riqueza y poderío se convirtieron de forma natural en el día a día de sus gentes. En fin, muchísimo más que esto podríamos ver de las escrituras. Pero ahora toca ver lo que esto tan lejano y para muchos desconocido en el tiempo nos puede aleccionar.
José pasó del más absoluto anonimato, de la situación más desfavorable posible, 12 años en un calabozo y sin ningún atisbo de esperanza en condiciones normales (no por parte de él pues como creyente entendía que todo podía pasar), a alcanzar el nivel y cargo más alto al que se podría aspirar teniendo únicamente por encima suya al propio faraón. Tan solo bastaron unos minutos para pasar de abajo arriba, de lo más profundo a lo más elevado. ¡cosas de la política! Una realidad repetida muchas veces a lo largo de toda la historia. Por otro lado, destacar una sublime cualidad la cual puede convertir a una persona, a un político, en el mejor estratega, pues la agudeza y el refinado sentido del oportunismo del faraón vio claramente una oportunidad de beneficiar a su nación mediante José y no dudó en hacerlo así. Un buen líder es aquél que reconoce una oportunidad delante de sí y tiene la altura de miras para aprovechar al máximo dicha oportunidad.
Permítanme, como no podría ser de otra manera para mí, hacer un símil sobre esto. Un buen comerciante al cual se le presenta la oportunidad de comprar una mercancía a un precio excepcional sabiendo que puede proporcionarle grandes beneficios (invertir poco y ganar mucho) es una oportunidad que bajo ningún concepto se podría pasar por alto. Pues de la misma manera el faraón supo ver de forma muy diáfana dicha oportunidad. Mucho más se podría extraer de aquí, pero no puedo extenderme más.
Quedémonos con lo positivo y aleccionador de la historia, estar arriba o abajo es una realidad posible y por ello en las relaciones humanas debemos ser muy cuidadosos ya que quién sabe dónde estaremos en un futuro. Sabiendo que el futuro podría ser mañana mismo. ¿A quién o de quién podremos necesitar algún día algo?
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