Será representada a partir de mañana en el Teatro Zorrilla de Valladolid y estará dirigida por Rosario Ruiz.
El dramaturgo Fernando Arrabal, presentó ayer en Valladolid el estreno de su obra ‘El jardín de las delicias’, que se representará en el teatro Zorrilla mañana. El melillense aprovechó la presentación para aclarar que en modo alguno se le puede considerar un provocador, declaró su condición apolítica y agradeció a España la importancia que siempre le ha concedido.
En este sentido Arrabal apuntó que "España me ha tratado siempre insuperablemente bien teniendo en cuenta que se piensa que soy un provocador, lo peor que puede decirse de un escritor".
La provocación, sostiene Arrabal, "es algo rotatorio, incontrolable y generalmente estúpido" que en su caso, como autor de una dramaturgia que él mismo ha denominado Teatro del Pánico, corresponde al modo en que el franquismo etiquetó a los artistas disidentes de la norma.
“Decir que soy un provocador es algo estúpido. Rechazo esa palabra como en su día lo hicieron Andy Warhol, Ginsberg y Kundera”, insistió el escritor, residente en Francia desde 1955 y que 44 años después de su publicación, asiste al estreno en España de ‘El jardín de las delicias’, en Madrid y Valladolid.
Arrabalamentó que sólo se le conozca por sus excesos etílicos y no por la contribución al pensamiento y a la cultura de quien también se ha considerado como “el único superviviente de todos los avatares de la modernidad”.
Junto a Rokand Topor y Alejandro Jodorowsky instituyó en los años sesenta del pasado siglo el Teatro del Pánico como uno de los últimos movimientos del surrealismo escénico que tenía, entre otros cometidos, el de “controlar el azar y la confusión”, no así el efecto que pudieran tener sobre el público.
Como todas las obras que de su pluma han salido, más de un centenar, el autor español considera que ‘El jardín de las delicias’, es un retrato de su “circunstancia”.
Ha restado importancia al hecho de que España haya tardado casi medio siglo en representar una obra que “rezuma pensamiento, política, filosofía, metafísica, muy cargada de simbolismo poético y que también habla de cosas tan cotidianas, cercanas, diarias”, explicó por su parte Rosario Ruiz, directora de la obra.