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Arganes de Beni Snassen

El aceite de argán

El aceite que se extrae del fruto del argán (Argania spinosa) tiene tal cantidad de propiedades que ha alcanzado fama internacional y ha conseguido que una especie con una distribución geográfica que antaño se restringía a la zona macaronésica de Marruecos hoy en día se conozca en casi todo el mundo. Aunque los beneficios para la salud de este aceite son múltiples, los más conocidos son los que atañen al cuidado de la piel, y sus efectos por ejemplo contra las arrugas.

Estas propiedades ya eran conocidas por los pueblos de la etnia amazigh que vivían en el entorno de los arganes, en el sudoeste marroquí, pero teniendo en cuenta la importancia que se le da en la actualidad a la estética y a detener los efectos del paso de los años sobre nuestra piel, en cuanto llegaron las primeras noticias sobre las propiedades de este aceite a Europa, su fama se extendió como la pólvora.

Este aceite se extrae del interior de la semilla leñosa que alberga cada fruto del argán, llamada “nuez de argán”. Cada nuez contiene muy poca carne en su interior, separada en dos finas “almendras”, de las que se obtiene una cantidad ínfima de aceite. El proceso de extracción del aceite requiere pues, una enorme cantidad de frutos para obtener una cantidad de aceite aceptable.

Los pastos aéreos

El método tradicional combina el pastoreo con esta actividad extractiva, pues el primer paso consiste en llevar a las cabras a las dehesas de arganes para que se alimenten de sus frutos; las cabras aprovechan sus cualidades trepadoras para subirse a las ramas de los arganes, en lo que se ha dado en llamar “los pastos aéreos”.

Una vez ingeridos sus frutos las cabras los digieren y excretan los huesos en los corrales donde descansan y realizan la digestión; es una forma muy natural de limpiar la nuez de su cáscara, y además alimentar al ganado con un material muy nutritivo.

A partir de aquí las nueces son recolectadas de los corrales y abiertas a la fuerza una por una para extraer el interior, que será machacado hasta que haya liberado el aceite que contiene.

El clima de la zona donde crecen los bosques de argán en Marruecos tiene unas características muy concretas, una de ellas muy evidente: es extremadamente seco y cálido. El lugar de distribución de las dehesas de arganes del sur coincide en la misma latitud con las islas Canarias.

También fue llevado en su día a México, aprovechando que las condiciones climáticas de algunas zonas de este país son calcadas a las del hábitat del argán marroquí.

Los arganes de Chuihya

Sin embargo, hay una pequeña población de arganes de origen desconocido en la zona nororiental de Marruecos, cerca de Melilla, y cuyo clima, aunque rudo, es bastante más suave que el de las dehesas de arganes del sur.

Esta población está repartida en pequeñas manchas o individuos solitarios de gran porte en las estribaciones de los montes de Beni Snassen principalmente, en una zona denominada Chuihya, aunque aparecen también algunos pies sueltos aquí y allá a los pies de la sierra de Quebdana, tanto por su cara norte como por la sur, la que mira hacia la ciudad del Zaio.

Estos arganes han protagonizado no pocos estudios por parte de eruditos de diversas universidades como la cercana de Ouzda, encaminados la mayoría a explicar el hecho de que estos arganes vivan a más de mil kilómetros de la población del sur.

Se ofrecen varias alternativas, como la que se inclina por afirmar que estos ejemplares son “cimarrones”, o sea, descendientes asilvestrados de arganes cultivados en la antigüedad. No es una de las más aceptadas, porque estos arganes forman parte del ecosistema de esta zona, en el que están totalmente integrados, y se asocian con acebuches en algunos lugares y con araares en otros.

Otros eruditos explican su origen en una antigua población que se extendiera por todo Marruecos y ante cambios en las condiciones climáticas fuera retrocediendo hacia el sur dejando una bolsa aislada aquí en el norte.

Lo cierto es que los arganes del norte gozan de una salud de hierro, y año tras año muchas de las semillas que finalmente caen al suelo terminan por germinar, lo que es toda una promesa de futuro.

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