Aquí no tenemos de eso

LAS llamadas al número de información 016 se incrementaron en abril, en pleno estado de alarma, un 208% hasta el punto de que Melilla es la autonomía con mayor incremento en términos relativos. ¿Qué quieren decir estos datos?

Cuando analizamos los datos en términos absolutos nos damos cuenta de que el aumento no es para tirar cohetes: 19 llamadas, frente a las cinco de abril del año pasado.

Hablando el otro día con una experta en la lucha contra la violencia machista, me explicaba la importancia de que desde los medios de comunicación aclaremos que el 016 es un teléfono de información al que muchas mujeres han acudido durante el estado de alarma para preguntar si seguirán o no recibiendo prestaciones o para informarse sobre el cierre de los puntos de encuentro familiar o para saber cuándo se pueden retomar las visitas o qué tipo de ayudas pueden recibir si de un día para otro se ven en la calle con sus hijos debido a la agresión de un maltratador.

Desde luego hay mujeres que llaman en caso de emergencia pero no es lo ideal porque si se corta la comunicación y puede ocurrir y ocurre, el 016 no deja rastro por lo que sería imposible recuperar la llamada y no se podría prestar ayuda a la víctima si ésta no ha dado alguna pista sobre su ubicación.

Entiendo que desde la Unidad de Coordinación contra la Violencia de Género de la Delegación del Gobierno de Melilla sientan satisfacción con el incremento de las llamadas al 016. Indica que este servicio funciona, pero la pregunta importante aquí es si ese aumento se corresponde con una cifra más abultada de denuncias en las comisarías o los juzgados y la respuesta es rotunda: no.

Y no porque en Melilla se hayan hecho mal las cosas sino porque el confinamiento decretado por el Gobierno de la nación para frenar el contagio de la Covid-19 ha obligado a las mujeres víctimas de violencia machista a confinarse con su maltratador y sin posibilidad de sacar un momento de sosiego para pedir ayuda. Los números lo respaldan. En abril las llamadas a Emergencias para denunciar casos de violencia machista descendieron un 35%. Es francamente preocupante.

Pero, ojo, no es algo que ha pasado solo en nuestra ciudad. Ha pasado en casi toda España. Por eso muchas comunidades autónomas se volcaron con campañas publicitarias animando a los vecinos a denunciar en caso de escuchar que en la casa del al lado se oye el llanto de una mujer maltratada.

Pero Melilla es una ciudad que vive de espaldas a muchas cosas y entre ellas, a la comunicación. Aquí no tenemos de eso.

La prensa recogió en su momento la terrible respuesta del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad , durante una conferencia que dio en 2007 en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Los estudiantes le preguntaron sobre la ejecución de homosexuales en su país y contestó: “En Irán no tenemos homosexuales como en vuestro país. No tenemos eso en nuestro país”.

Pues lo mismo. En Melilla no tenemos de eso que en otras partes se llama comunicación institucional. Así que soñar con una campaña publicitaria que anime a las víctimas a dar el paso y denunciar a sus agresores es hoy por hoy una quimera.

Otras quimeras

Una más entre las muchas que tenemos en esta ciudad. Sobre todo, ahora, que esta tierra se debate entre la vida y la muerte y Marruecos ha empezado una campaña propagandística que busca convencernos de que quiere que la costa del norte de África compita con la costa del Sol y atraiga todo el turismo inglés ‘low cost’ que quizás no tiene posibles para pasearse por Marbella y sí puede permitirse una temporada en el complejo Mar Chica. Ignoran que quien tiene para vivir en Marbella no se viene a Marruecos.

Olvidan los soñadores pensadores marroquíes que una zona turística es ella y su contexto. Esa es la explicación por la que la India se llena de mochileros y de montañistas y no de millonarios o turistas de clase media alta.

Quienes trabajan un año entero; ganan un buen sueldo y quieren pagarse unas buenas vacaciones en un sitio exótico no quieren, por lo general, rodearse de pobreza, miseria, hambre e injusticias. Y eso es justo lo que hoy por hoy puede ofrecer Nador a sus visitantes. Dentro de los hoteles, buen servicio y buena gastronomía. Fuera de ellos, el subdesarrollo y toda la pillería que le acompaña.

Esa maquinaria propagandística pro marroquí también vende la necesidad de rebajar la población de esta ciudad hasta convertirla en un fortín militar como el de las Chafarinas. Puede que lo digan para tocarnos las narices o puede que tengan incluso ese acuerdo cerrado ya. No lo sabemos. Ni lo vamos a saber hasta que nos pongan la soga al cuello. Nuestros políticos deberían preguntar. Pero mucho me temo que no se les da bien ir un paso por delante. No hay en estos momentos, políticos que brillen por su anticipación. No. Aquí no tenemos de eso.

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