Hablar de Scalextric nos retrotrae a la infancia. Una gran parte de los niños de la década 80 pidió alguna vez este legendario juguete en sus cartas a los Reyes, aunque no todos corrieron la misma suerte porque algunos, adultos hoy, recuerdan con nostalgia que los Reyes de Oriente nunca les regalaron uno. Para los más nostálgicos, la calle O’Donell acoge un Scalextric de tres por cuatro metros analógico, es decir un circuito a la ‘vieja usanza’ y donde no se puede cambiar de carril.
Rafa y Rubén son los encargados de enseñar a los asistentes cómo funciona un circuito al que se acercan desde niños de dos años hasta adultos de ochenta, “no hay límite de edad”, nos comenta Rafa quien también confirma cómo surgió esta idea, “el Ayuntamiento quería dinamizar el centro en estas fechas, así que surgió este proyecto. La verdad es que instalar un Scalextric de estas dimensiones en el exterior es complicado, ya que se rompen algunas piezas y, al ser electrónico, los días de lluvia puede correr peligro. Por ejemplo, ahora estamos esperando al técnico para que nos arregle unos coches”.
Tras esperar la respectiva cola, los usuarios disfrutan del Scalextric una media de entre cinco y siete minutos. El horario para acceder es de 10:00 horas a 13:30, y de 17:00 a 21:30 horas. Muchas personas ya saben en qué consiste este juego, pero para otras es su primera vez . Rafa nos adelanta que “muchos niños ya lo están pidiendo a los Reyes Magos”, así que a tomar nota.
Los clásicos nunca mueren
Scalextric, la marca pionera en la fabricación de modelos de automóvil, circuitos, accesorios y carreras de coches eléctricos cumple sesenta años. Este emblema de diversión es mucho más que un juguete. Los circuitos de coches en miniatura han sido, y continúan siendo, testigos de la emoción y la diversión compartidas entre padres, hijos y abuelos.
Scalextric, hecho para un público familiar, es además un juego educativo que ayuda a desarrollar las habilidades psicomotrices, los reflejos, la rapidez de movimientos y la organización espacial. Asimismo, potencia la capacidad de atención y concentración y estimula el juego simbólico, a la vez que los niños integran valores sólidos como la paciencia, la disciplina, el orden y el trabajo en equipo.
Las múltiples posibilidades que ofrece han permitido que el juego de niños sea también una afición para los mayores en forma de competición, modelismo, de historia del automóvil o, incluso, del coleccionismo.
Tampoco olvidamos que todas las líneas del Scalextric son totalmente modulables con lo cual se pueden ampliar o cambiar de coches para hacer carreras y competir sin parar. Existen circuitos de diferentes tamaños que se adaptan al espacio disponible para su disfrute.
El Club Scalextric está integrado actualmente por más ocho mil socios, lo cual pone de relieve que este circuito es mucho más que un juego: no entiende de edades, ni de sexos, ni de tiempo, sólo entiende de pasar una buena tarde.
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