Más de 50 personas se encerraron para evitar el desalojo l El abogado de la familia dice que el despliegue policial fue “desmedido”.
La Policía Local fue la encargada de recomendar ayer a los técnicos de la Consejería de Fomento que aplazaran el derribo de la casa de Vista Hermosa número 12. Más de 50 personas se encerraron en este inmueble propiedad de Hassan Amar, junto a toda su familia para evitar que les desalojaran. Es la tercera vez que amigos, conocidos y vecinos se reúnen en esta casa para evitar que la echen abajo. Pero esta paralización no será para siempre. El abogado de Amar, Busian Mohamed, aseguró ayer que acordó con los técnicos de Fomento que dentro de unos diez días la familia estará fuera del que ha sido su hogar durante muchos años. Mohamed aseveró que hoy buscará una solución para Amar y sus hijos. Su objetivo es que la Ciudad les facilite un hogar “asequible”.
Los problemas con esta vivienda comenzaron hace unos años, cuando la vecina de Amar le denunció porque el agua de lluvia se acumulaba en una de sus paredes. Un muro de la casa de Amar impedía que el agua se evacuara. Ahora ese problema está arreglado. El propietario se ha gastado unos 6.500 euros en la obra para impedir que el agua se acumule en su patio ni en la pared de la vecina. Pero el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía se pronunció sobre este tema hace unos años y exige a la Ciudad que cumpla con la sentencia que dictó: El derribo de la casa.
Horas de angustia
Desde las 6:00 horas la Policía Nacional y la Local impidieron el acceso a las personas que intentaban acercarse a la calle Vista Hermosa, incluido los periodistas. Sin embargo, eso no evitó que vecinos de Amar ‘colaran’ a amigos y familiares por unas escaleras improvisadas en un callejón para que la casa estuviera llena de gente y así paralizar el derribo. Y lo consiguieron. Había tantas personas en ese hogar, que instalaron un toldo azul impermeable en la calle para resguardar a los que no cabían en el interior y no deseaban marcharse del lugar. Las horas pasaban y la angustia de la familia Amar iba en aumento. No fue hasta las 8:45 horas cuando la Policía Nacional y Local se marcharon porque los técnicos acordaron la paralización del derribo.
El abogado de la familia destacó que en Navidad recibieron una notificación de la Consejería de Fomento en la que se informaba de que la casa iba a ser desalojada entre el 8 y el 9 de enero. Fue nada más leer esta carta, cuando presentaron un formulario de recurso en la Ciudad. Pero no recibieron contestación, aseguró. Mohamed resaltó que “se enteraron”, sin querer especificar cómo, de que el derribo se produciría ayer y por ello, se movilizaron para evitarlo.
También indicó Mohamed que ahora tienen unas dos semanas para buscar un nuevo alojamiento para Amar y su familia porque la sentencia que exige el derribo de la casa es firme. En declaraciones a El Faro señaló que hoy se reunirá con los responsables de Emvismesa para buscar un hogar para estos melillenses. “Tenemos que buscar una solución razonable entre todos”, aseveró Mohamed que insistió en que la Ciudad tiene viviendas que se puede ceder para este tipo de casos a familias necesitadas. Así, resaltó que va a pedir una casa de alquiler “asequible” para Amar y sus hijos.
Cumplir con la sentencia
Por su parte, el consejero de Fomento, Miguel Marín, aseguró ayer a El Faro que es “sensible” con la situación de la familia, pero destacó que la Ciudad tiene que cumplir con la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. De hecho, Marín resaltó que han llegado dos escritos de dicho juzgado advirtiendo de una sanción si no se cumple con la resolución. Insistió en que la Consejería es un intermediario.
Por otro lado, el presidente de Emvismesa, Javier Lence, explicó a El Faro que en más de una ocasión se ha ofrecido a esta familia una vivienda de alquiler para que desalojaran la casa sobre la que hay una sentencia de derribo. Sin embargo, Amar y sus hijos no aceptaron, aseveró Lence. Pero, resaltó que la Ciudad les ha intentado echar una mano, pero que la familia no aceptaron su ayuda.
“No podemos más, queremos vivir tranquilos”
Asisa Amar, la hija menor de Hassan Amar, espera un milagro. Pide que les dejen vivir en su casa, donde su padre ha invertido todos sus ahorros. “No podemos más, queremos vivir tranquilos”, asevera.
Esta joven explica que no tienen recursos para alquilar una nueva casa. Su padre cobra una pensión de unos 500 y ella gana poco más de 400 euros. Con menos de 1.000 euros al mes viven en este hogar seis personas.
Destaca que desde hace dos años no duermen bien. Todos tienen tratamiento para la ansiedad. Aunque reconoce que su padre, de unos 65 años, es el que está peor. Tiene una enfermedad de corazón. Asisa dice que muchas noches su padre se despierta por las pesadillas que le ha provocado la orden de derribo. Pide, al menos a la Administración, que no les deje en la calle.