–Libros sobre el desastre de Annual hay muchos. ¿Podemos decir que lo que hace al suyo único es precisamente, como se indica en su título, el que se hable de Annual desde el punto de vista del periodismo?
–Decía el amigo Kapuscinski que los periodistas somos investigadores e historiadores. Lo que me planteé fue precisamente recuperar lo que los periodistas habían vivido in situ y habían tenido la experiencia de estar allí, de ver y de poder contar. Es decir, en cuanto los periodistas somos los historiadores del presente, lo que he pretendido ha sido recuperar ese presente para traerlo a este presente para que, sobre todo, los que no tienen conocimiento de lo que fue Annual puedan tener una información. Y para que pueda servir como elemento de manual incluso para las propias Facultades, para explicar la forma y la manera en la que se trabajaba antiguamente y, sobre todo, recordar una cuestión que es básica: el hecho del desastre de Annual coincide con, digamos, el despegue de la prensa en España. Se comienza a pagar de una forma regular, se comienzan a hacer tiradas importantes y comienzan a invertir los empresarios en prensa. Con lo cual creo que es muy importante, es el inicio de una prensa diferente. Y, sobre todo, recuperar eso: recuperar las informaciones, las crónicas y las investigaciones de nuestros queridos compañeros y compañeras.
–Para una persona que no sea experta en el desastre de Annual, ¿cómo se le puede explicar por qué se llegó a esta situación? En apenas veinticuatro horas murieron entre 10.000 y 13.000 soldados españoles, de un ejército que no sé si se le puede llamar moderno, pero sí que armado o al menos medianamente preparado…
–Yo soy periodista aunque escribo con una intencionalidad histórica. Hay muchos estudios más profundos que los míos propios. Pero lo que sí es indudable es que hay una carta de 1921, en la que Alfonso XIII le dice a Fernández Silvestre, entre otras cuestiones, que no le haga caso al ministro de la guerra, el vizconde de Eza, y que tirara hacia adelante. Las crónicas de aquella época demuestran que el señor Fernández Silvestre comenzó a avanzar dejando hacia atrás o en la retaguardia una serie de huecos, agujeros, que no se iban cubriendo. Con lo cual eran errores de un ejército no bien planificado o estructurado. Y de alguna forma en el propio Informe Picasso así se refleja como tal. E indudablemente, el que hubiera 13.000 soldados españoles no hizo obviar tampoco una cuestión muy importante: los soldados españoles no estaban equipados correctamente. Ahí tenemos el caso explicado en ‘El escándalo del millón de Larache’, de Rafael López Rienda, donde se demuestra cómo y de qué manera una serie de militares, políticos y empresarios se beneficiaron del tema de cómo y de qué forma debería ir formados los soldados, con botas, con comida, con municiones, y lo que hicieron fue todo lo contrario. López Rienda hace un excelente reportaje sobre ello y luego, además, lo transforma en un excelente libro. El elemento de la corrupción es un elemento que aflora y está presente en la época del Protectorado español, de la misma forma que el elemento de la corrupción es algo que hemos ido viendo en diferentes procesos tanto en el tema de la dictadura como en el tema de la democracia.
–Veo entonces que el tema de las mordidas o del 3% , el tema de la corrupción, viene de lejos…
–Es que yo creo que es algo innato en el ser humano. La única diferencia es que en una época se hace de una determinada forma y en otra se hace de forma muy distinta. Podemos hacer una comparación con el tema de las mascarillas, por ejemplo…
–¿El desastre de Annual se puede decir que es de alguna manera la base o que puso los pilares para los acontecimientos históricos que vinieron después? Hablamos de la dictadura de Primo de Rivera, de Alfonso XIII, la II República o quizás incluso hasta la Guerra Civil…
–Sí, sí, probablemente. Todo es un proceso. Por eso pienso que es muy importante recuperar el tema del desastre de Annual porque nuestra historia más reciente, más contemporánea, arranca fundamentalmente en el desastre de Annual. Y sobre todo no hay que olvidar que la mayoría de los militares que se suman al golpe de Estado de Franco son militares africanistas; sus estrellas y sus condecoraciones las consiguen en África. El propio Franco, que llegó a ser el general más joven de Europa, consiguió todos sus entorchados en la guerra de África. Luego hay un elemento de continuación: no hay que olvidar que el reino de Marruecos se crea como tal en 1956. En el 75 tenemos el tema del Sáhara y no hace explicar cuál es la situación que se está viviendo hoy día…
José Antonio Zarzalejos escribió hace unos días un artículo en El Confidencial en el que se refería al Annual de Pedro Sánchez, en referencia al tema de Argelia y los momentos que se están viviendo.
–Le iba a preguntar precisamente sobre la actual posición del Gobierno español con el tema del Sáhara o de la situación de Ceuta y de Melilla. Como se dice coloquialmente, ¿de aquellos polvos estos lodos?
–Yo creo que nunca se le ha sabido dar una solución al tema. Y la política internacional de España no ha sido la mejor que hemos tenido durante muchos años. Habría que recuperar al ex ministro Fernando Morán cuando hablaba o planteaba la posibilidad de buscar alternativas e incluso llegaba hablar de la ‘hongkonización’ de Ceuta y Melilla como ciudades de servicios de alguna manera. Y luego no podemos olvidar que España tuvo el Protectorado junto con Francia. Y sin embargo, ahora la segunda lengua en Marruecos es curiosamente el francés. Obviamente, el tener una lengua cercana hace evitar problemas o afrontarlos de manera diferente. Eso ha sido un error por parte de la política española: el no haber dejado esa lengua. Habría que recordar la carta del propio Abdelkrim, cuando lo entrevista Luis de Oteyza y dice que el Rif está abierto a todos los españoles que quieran ir a trabajar por el Rif y demás, pero que no están abiertos a las armas y a otra serie de cuestiones. Entonces, eso creo que es muy importante y España, quizás, durante una época, solo vio una cuestión; y es un negocio y no una forma, digamos, de darle mayor recorrido a lo que era el Protectorado. En este momento, el hecho de que en Marruecos esté la lengua francesa y que en parte del África negra también, conlleva que, por ejemplo, los mejores servicios de información de los temas africanos son franceses. Y en el momento actual, en el que volvemos a la Guerra Fría y todas estas cuestiones, como el problema del Sahel, indudablemente el que nuestra lengua pudiera tener un mayor recorrido, habría sido importante. No solo políticamente sino ya incluso comercialmente. Estamos perdiendo o hemos perdido, entre otras cuestiones, como segunda lengua el español en Guinea, por ejemplo.
–Hace unos meses se realizó en Melilla un homenaje a los que murieron en Annual. Pero parece que no se quería emplear explícitamente la palabra desastre… Como si fuera una palabra tabú...
–La historia de un pueblo se crea, se narra, se cuenta, con sus victorias y sus derrotas. Y el desastre de Annual es una derrota. Lo que tiene que hacer un pueblo es aprender de las victorias y de las derrotas. No asumimos y asimilamos que el desastre de Annual fue una derrota, pero no solo una derrota en cuanto al elemento militar, sino una derrota en cuanto a un planteamiento político y un desarrollo político. Tenemos que ver qué hemos dejado nosotros en Marruecos. El resto de países que han estado en un protectorado ha dejado algo. Es que nosotros no hemos dejado ni la lengua.
–Imagino que los familiares de aquellos soldados que participaron en la guerra del Rif, ya no solo en Annual, querían saber.
–El diario La Libertad tiraba 236.000 ejemplares en aquella época. Indudablemente, las familias querían saber qué pasaba con sus hijos. Pero hay que tener en cuenta tres aspectos. El cincuenta por ciento de la población de aquella época en España era analfabeta. La distribución de periódicos en España era mala. La gente quería saber igual que queremos saber hoy en día. Y además, se da un salto cualitativo muy importante en la prensa: se busca para los reportajes que se hacían en aquella época una nueva plataforma, que es el libro.
–¿Se puede decir que Annual fue un primer paso hacia la libertad de prensa?
–Hubo censura porque el gobierno no quería que se contara lo que había pasado. No se cuantificaron los muertos porque al gobierno no le interesaba. No se vieron fotos de los muertos hasta pasado un tiempo. Pero hay una cosa que es mucho más trascendental e importante a mi modo de entender: por primera vez el concepto de investigación salió en el diario El Sol, el 24 de julio de 1921. Manuel Aznar, que era el director, firma un trabajo que se llama ‘¿Quién manda la jarka?’, en el que explicaba cómo y de qué forma los alemanes apoyaron a Abdelkrim para crear la República del Rif y, sobre todo, una cosa que era muy importante, que era la salida al Mediterráneo, que sigue siendo hoy en día un elemento esencial para el comercio. Y utiliza técnicas europeas, ya que Abdelkrim y su jarka no tenían ese conocimiento.
–¿Se comienza entonces con el periodismo de investigación?
–Sí, sí. También se introduce el periodismo de visualización, el periodismo de infografía. Se comienza a hacer un periódico similar al que podemos llamar hoy como tal. Y eso se produce porque la profesión da un salto cualitativo en el sentido de mejores periodistas, más preparados, más inmersos en el tema. Y también Teresa de Escoriaza, una mujer, se incorpora al diario La Libertad. Hace unas excelentes crónicas del dolor y la muerte en Nador y, además, forma parte del equipo de investigación que genera Luis de Oteyza, el director de La Libertad, para entrevistar a Abdelkrim. También hay que reconocer el trabajo de otra mujer, María Rosa de Madariaga, que falleció hace apenas unos días y que es un referente en lo que se refiere a trabajos de investigación sobre el tema del Rif durante la etapa del Protectorado.
–¿La conmemoración del desastre nos ha servido para recordar estos hechos? ¿Se conocen lo suficiente? No sé yo si, por ejemplo, a un adolescente de Melilla le sonará esto de Annual…
–Yo creo que nuestra querida España tiene un problema. Es un país sin memoria. Un pueblo que no tiene memoria no tiene historia. Y un pueblo que no tiene historia es problemático.
–Recuerda en el prólogo del libro su niñez, en el barrio del Industrial, concretamente en Minas del Rif, jugando y peleando con niños de Corea, ¿qué queda hoy de aquel niño?
–De aquel niño queda todo; queda su inquietud, sus ganas de saber, sus ganas de investigar, sus ganas de hacer un periodismo intencional, que sirva para intentar cambiar algo.
–Y, desde la distancia, ¿cómo ve a Melilla?
–Veo que sigue teniendo un problema fundamental, que es un problema de futuro. Y, de momento, no veo que nadie plantee un elemento de futuro lo suficientemente válido para el ciudadano melillense. Al ciudadano melillense lo están convirtiendo en un ciudadano de segunda. Y eso no se debe ni se puede permitir. A Europa hay que exigirle y hay que reivindicarle que Ceuta y Melilla son Europa. Está muy bien que ahora los señores de la OTAN hayan dicho que van a proteger a todos los países miembros, pero en Europa yo creo, y también el Gobierno español, el actual y los anteriores, siempre han intentado evitar problemas con Marruecos y eso ha conllevado que, de alguna manera, los ciudadanos de Melilla nos convirtamos en ciudadanos de segunda. Creo que hay que buscar una solución de futuro y no paños calientes como viene sucediendo desde que yo nací en el barrio del Industrial, en las Minas del Rif.
–¿Y cómo ve el periodismo local, especialmente el de Melilla? ¿Y a las nuevas generaciones de periodistas?
–Creo que el futuro del periodismo está en el periodismo local. Para la formación de un periodista, lo mejor es el periodismo local porque es donde se reportajea y se toca prácticamente de todo. Y eso es lo que te da una base lo suficientemente importante como para tener luego una mayor proyección. Pero no hay que obviar una cuestión, y es que el periodista debe tener una formación y una actualización constante. Y, sobre todo, lo que le falta a la prensa local es un poco más de cierta independencia y no depender de los estamentos oficiales que los mantengan con la publicidad institucional. Ahí es donde hay que ver cómo y de qué forma se busca financiación por otro lado para que pueda ser independiente.
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