Pinceles y un montón de tubos de pintura, caballetes y mesas con bodegones de frutas, verduras y cerámica inundaron ayer la sala de exposiciones del Hospital del Rey, donde el pintor Antonio López impartió la segunda sesión del primer Taller de Pintura Realista junto al también pintor Andrés García Ibáñez, reconocido en la ciudad por el Museo Ibáñez.
Para López, participar en esta clase de encuentros es una oportunidad “súmamente enriquecedora” por estar en contacto con otros pintores con los que compartir y pintar un trocito de realidad. Para el artista extremeño, que visita la ciudad con motivo del V Fórum de Ciudades y Territorios Creativos de España, “el arte es el retrato de la vida”, algo que “hoy día es muy caótico y confuso”. “El arte va a representar todo lo convulso del ser humano y de su época”, aseveró el pintor en referencia a la función del arte como medio para plasmar la realidad y la actualidad.
Por su parte, Ibáñez señaló que este taller era una excusa perfecta para que tanto los dos maestros realistas como los 25 alumnos participantes compartieran experiencias. “Este taller es una especie de foro donde compartir pensamientos, inquietudes y reflexiones”, explicó el almeriense quien añadió: “La relación entre profesor y alumnos es más distendida que en la enseñanza reglada”. Además, para Ibáñez, esta clase de pintura es una forma de salir del estudio de trabajo: “Nos pasamos todo el año encerrados trabajando Estos cursos nos permiten abandonar la soledad del taller y juntarnos con iguales”.
En este sentido, López añadió que “el taller te absorbe. Cuando estás en el taller, te da igual estar en Melilla o en Burgos, estás concentrado en tu labor porque es un espacio que lo abarca todo. Estos encuentros te sacan de tu mundo por un momento”.
Artistas
Los alumnos participantes en este taller proceden de todo el mundo. Maribel es una madrileña que lleva 15 años pintando y que ha querido formar parte de esta actividad para trabajar codo con codo con los maestros y conocer la experiencia de otros artistas. Para ella, pintar es una forma de contar historias y transmitir intuición.
Juan viene desde Ubrique, un pueblo gaditano, por el “honor” de trabajar con Andrés G. Ibáñez y Antonio López. Este hombre recuerda que desde pequeño siempre ha estado en contacto con la pintura, ya que su padre era pintor y desde siempre le ha transmitido su entusiasmo e interés en esta disciplina artística.
Al taller de pintura realista también asistieron artistas internacionales. Según Ibáñez, había dos participantes de sudamérica con mucho talento, así como un japonés, un italiano y un belga. López siguió de cerca el trabajo de un eslovaco, con el que no había coincidido en otros talleres, a diferencia de otros alumnos que, para él, ya eran caras conocidas y habituales en sus clases.
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