Hoy en día, hablar sobre la menopausia se ha convertido en algo completamente natural, pero no hace mucho tiempo era un tabú, incluso, entre mujeres. Reconocer estar en esta etapa vital nos convertía en mujeres mayores y eso nos avergonzaba.
Los tiempos han cambiado y las mujeres dialogan acerca de este proceso abiertamente.
Un dato curioso sobre los síntomas psicológicos de la menopausia es que existe evidencia científica que revela que las mujeres de cultura hispana tienden a presentar síntomas emocionales como el nerviosismo, la tristeza y el llanto; mientras que las mujeres con ascendencia europea tienden a experimentar irritabilidad. Otro aspecto de interés que tiene que ver con lo social y lo cultural hace referencia a la necesidad de tener una apariencia joven a pesar de la edad biológica. En consecuencia, muchas mujeres que experimentan una menopausia temprana responden con negación, dificultando el afrontamiento de este cambio de la vida que representa una transición. Freud, en 1925, se dio cuenta de que tendemos a reprimir contenido que es doloroso del cual preferimos no saber y hacer como si nada pasara, pero pasa y hay que afrontarla.
Este proceso no sólo viene acompañado de síntomas físicos sino también psíquicos. En el ámbito cognitivo puede aparecer cierta dificultad para recordar y para concentrarse, problemas en el lenguaje y alteraciones en la regulación del sueño y el estado de vigilia, entre otras alteraciones. A nivel emocional pueden manifestarse cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, disminución del deseo y disfrute sexual, cansancio, baja tolerancia a la frustración, nerviosismo, estrés, ansiedad o depresión.
Conversamos con la psicóloga Judith Chocrón quien afirma: “Poco a poco se va hablando de la menopausia, creo que poco a poco, se habla de ella, pero antes era algo muy secreto, muy poderoso. Incluso, entre mujeres se hablaba de la menopausia en petit comité porque vivimos en una sociedad que donde domina la cultura de la juventud como un factor positivo. Entonces todo lo que sea contrario es algo que se tiende a ocultar e incluso mentir. Para muchas personas es un símbolo de que estás envejeciendo, de que ya pasas a otra etapa. También hay problemas a nivel fisiológico con bochorno, los cambios de temperatura, de humor e incluso a nivel sexual suele haber una modificación de pautas en las relaciones íntimas con tu pareja, pero también es la forma de afrontarlo”. En este sentido, Chocrón señala que “hay que intentar asumir que es parte del proceso de la vida propia y hay que naturalizarlo, sin tener un criterio negativo de ello. Además, ante cualquier trastorno, inestabilidad o alteración emocional es bueno acudir a un especialista ya sea médico o psicológico. El profesional te dará unas pautas de vida, saludable: una buena alimentación, actividad física, hábitos del sueño. También es beneficioso reforzar y fomentar las relaciones sociales. Mantener un vínculo afectivo, intentar salir con personas, salir a tomar un café con una amiga se viene, en términos coloquiales, con un chute de energía”.
Y es que para la psicóloga Judith Chocrón gestionar el estrés es un factor imprescindible para una buena calidad de vida. Sobre el género al que más afecta este estrés, Chocrón lo tiene claro: “Existe un sesgo cultural donde la mujer tiende a tener ciertas preocupaciones, más cargas. Se habla de utópica conciliación familiar, pero el papel de las mujeres en casa continúa siendo prioritario y entonces puede sufrir mayores picos de ansiedad con respecto al hombre. Esta ansiedad es más frecuente en la etapa evolutiva”.
“Cuando digo que hay niños y adolescentes con episodios de ansiedad ya sea por una separación u otra causa, normalmente, el pronóstico es que sean adultos con problemas de ansiedad. Esta muy correlacionado. Normalmente, las personas que vienen a consulta no es porque sea ansioso de repente, no. Por ello, los psicólogos elaboramos la denominada historia clínica que recopila todos los datos de los pacientes hasta la fecha”.
Más allá de los esfuerzos por estar bien, los síntomas psicológicos de la menopausia pueden más que la voluntad y la buena disposición, entonces quizás convenga valorar acudir a terapia. En ella, se encuentra un espacio para ser escuchada y afrontar el cambio vital a través de la construcción de herramientas que ayuden al crecimiento personal.
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