La web de actualidad política Electomanía ha publicado un sondeo que recoge la autovaloración de los melillenses y el nivel de simpatía que generamos en España. Muchas estadísticas nacionales nos ignoran y entre quienes nos tienen en cuenta, son escasos los estudios que desglosan nuestros datos de los de Ceuta: desde la península se creen que somos vecinos pared con pared o gemelas de las que se visten iguales.
Es cierto que compartimos muchas cosas, sentimientos y parámetros con la ciudad caballa, pero en España gustamos más y, además, nosotros nos queremos más también. Somos muy queridos por partida doble, que no está mal.
En una escala de 0 a 10, quienes más nos aprecian son los gallegos y riojanos que nos dan la puntuación máxima, además de nosotros mismos que nos queremos a rabiar. Así que ya sabéis, ante la duda de qué hacer en vacaciones, no sería mala idea lanzarse a hacer el Camino de Santiago, una experiencia personal que recomiendo a todos, independientemente de cuál sea su cultura o si es ateo o religioso. En el camino te encuentras a ti mismo y a veces hay que hacer un alto para encontrar la flecha. Otra opción podría ser disfrutar de enoturismo en Logroño, por aquello de amor, a quien amor nos da.
Y por supuesto, nosotros nos damos un 10 también. Curioso, porque somos los únicos que lo hacemos en toda España. Nada que ver con los ceutíes que se otorgan a sí mismos un 7,5, la nota más baja del país. Andan flojitos de neumáticos y esto, que conste, lo digo con cariño, que luego me crucifican.
Nuestro 10 dice mucho de nosotros mismos. Somos de los que no tenemos abuela. Los que más se nos acercan son los gallegos y navarros que se autoconceden un 9,7 cada uno.
¿Y quiénes son los que menos simpatizan con nosotros en una escala del 0 al 10? Los catalanes y madrileños nos dan la nota más baja, un 7 (cada uno) pero teniendo en cuenta que en Cataluña otorgan a los ceutíes un 2 y a los extremeños, un 5, me lo tomaría como un cumplido. Y puede que lo sea. La nota más alta que dan es un 8 a Baleares. Lo que más dan está entre 5 y 6: Andalucía (5,8), Castilla y León (5,6) o Madrid (6,1).
Los madrileños, por su parte, aunque nos dan un 7, no está tan mal porque la nota más alta que regalan es un 8,7 que se dan a ellos mismos y luego un 7,9 a Canarias y Castilla La Mancha. Después vamos nosotros.
Visto lo visto, nuestro balance es de quitarse el sombrero: tenemos 14 comunidades que nos dan un 8; 2 que nos dan un 7 y tres (contándonos a nosotros) que nos puntúan con 10. Eso hace un promedio de 8,2, de los más altos del país.
Otra cosa es cuando analizamos nuestros sentimientos. No sólo no le damos el máximo a nadie sino que somos especialmente severos con los navarros (les damos un 3,7 y ellos nos dan un 8); con los gallegos a los que concedemos un 4, cuando ellos devuelven un 10 y con los vascos a los que premiamos con un 4,1 mientras nos puntúan con 8. Tampoco somos muy majos con los catalanes: les damos un 4,6 a cambio de su 7.
Conclusiones: caemos bien en España y nosotros no correspondemos a los españoles con la misma simpatía. O somos muy severos o creemos que aquello de que dar es mejor que recibir se inventó en un ring de boxeo.
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