Categorías: Editorial

Alto y claro

La Delegación del Gobierno anunció ayer que ya está listo el dispositivo de vigilancia para la semana de Feria que comienza este sábado.

Se trata del mismo número de agentes que trabajó en las fiestas del año pasado. En total serán unos 1.000 efectivos, entre policías locales, nacionales, agentes de Movilidad, Policía Judicial, de Extranjería y guías caninos.
Este año está previsto que se incrementen los controles en la frontera y sus alrededores. La medida adoptada, aunque es de sentido común, lanza un mensaje de tranquilidad a los melillenses.
Los funcionarios de la frontera tendrán que redoblar esfuerzos para hacer frente, por un lado a la delincuencia común y por otro, a la inmigración irregular y al contrabando de drogas y tabaco.
Ayer mismo la Guardia Civil informaba del notable aumento que se está produciendo en el decomiso de tabaco argelino que entra en Melilla procedente de Marruecos.
También la Policía Nacional daba cuenta de la detención de dos mujeres marroquíes que intentaron entrar en Melilla con un bebé de cuatro meses, que llevaba el pasaporte de otro niño con el que guardaba algún parecido físico.
Así están las cosas en la frontera. Las mujeres contaron a la Policía que habían aceptado colar el bebé en Melilla previo pago de 200 euros. De momento no se sabe con qué intenciones querían introducir al niño en la ciudad. En cualquier caso, el método utilizado coincide con el que habitualmente usan los inmigrantes sirios para conseguir reunirse con sus hijos de este lado de la frontera .
Éste tipo de situaciones fue denunciado ayer por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), que denunció lo difícil que lo tienen las personas que necesitan protección internacional para pedir auxilio en las ciudades de Melilla y Ceuta.
De hecho, Acnur asegura que el 60% de los inmigrantes que llegan a estos lares tienen el perfil de refugiados. Sin embargo, la Agencia de la ONU lamenta que no existan mecanismos para solicitar protección internacional como los que hay habilitados, por ejemplo, en aeropuertos de la península.
Además de reclamar la creación de una Oficina de Asilo en las dos ciudades autónomas, Acnur lamentaba que en Melilla sólo pudieran pedir protección los inmigrantes que logran saltar la valla. O sea, los más fuertes.
Desde el Gobierno central tienen las cosas meridianamente claras y defendieron ayer en el Congreso de los Diputados la legalidad de las actuaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la valla de Melilla.
Y no sólo eso. También aclararon que las ‘expulsiones en caliente’ se vienen realizando desde 2005 porque lo contrario, dejar entrar a esos inmigrantes en la ciudad, “es insostenible”.  Se puede decir más alto, pero no más claro.

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