La vicepresidenta primera de la Asamblea de Melilla y consejera de Hacienda, Empleo y Comercio, Dunia Almansouri, ha afirmado este domingo que en el cierre de la aduana comercial debe haber "algún tipo de trasfondo" relacionado con la "eterna reclamación" de Marruecos sobre Melilla y Ceuta.
Entrevistada para Foco Sur, un podcast que desde hace poco más de dos meses emite el Observatorio de Ceuta y Melilla, la dirigente cepemista ha resaltado que existe "una situación muy delicada" en cuanto a la relación entre Madrid y Rabat con respecto a ambas ciudades autómas, que "no se ha retomado como todos esperábamos".
Aunque la reapertura de la aduana comercial, cerrada unilateralmente por el gobierno marroquí en 2018 y que llevaba funcionando de manera ininterrumpida desde hacía más de seis décadas en el paso fronterizo de Beni-Enzar, fue una de las cuestiones que, de acuerdo con el presidente del Ejecutivo de España, Pedro Sánchez, se resolvería en un nuevo periodo de relaciones con Rabat, Almansouri ha destacado que no se ha recuperado "el tránsito de personas y de mercancías al que estábamos acostumbrado".
De hecho, ha reconocido que Melilla está casi "como en el punto de partida", es decir, "cuando se cerró la frontera" en 2020 por la "crisis sanitaria" y cuando ya desde hacía dos años Marruecos tenía obstaculizado el tránsito documentado de mercancías. Por tanto, cuando en el resto del territorio nacional se empieza a hablar de recuperación y de mejores datos económicos, la ciudad autónoma padece "una de las inflaciones más altas del país".
Según ha comparado, antes había problemas como la entrada de menores o de inmigrantes ilegales, o en cuanto al porteo, porque señoras pasaban por el paso de Barrio Chino cargando bultos que triplicaban prácticamente su peso, pero el empresariado local podía tener otros clientes que no fueran los consumidores internos y los melillenses podían ir al otro de lado de la frontera a disfrutar de las playas o a pasear.
Sin embargo, ahora, un ciudadano "no puede entrar a Marruecos con ningún producto proveniente de Melilla", a los melillenses se les solicita el pasaporte para pasar a Nador y tampoco ingresan como antes los marroquíes a Melilla. Por ende, para la consejera, hay algo en esas relaciones "que no nos están contando".
Es más, la situación sigue siendo "bastante tensa" por "la actitud de la policía marroquí hacia los melillenses", que no es la misma "de bienvenida" que había antes, algo que Almansouri ha achacado a que Marruecos se ha visto "obligado" a reconocer la españolidad de Melilla y de Ceuta, por lo que "es como si no nos consideraran ya como vecinos o hermanos".
Como botón de muestra en tal sentido, ha puesto el cambio que ha habido en la manera en que el gobierno marroquí se refiere a Melilla y Ceuta en la prensa, donde antes hablaba de "ciudades ocupadas" y actualmente, en algunos comunicados, de "territorios españoles".
En cualquier caso, ha resaltado que las restricciones que sigue habiendo en los pasos fronterizos está afectando tanto en lo económico como en lo social a Melilla, porque además existen lazos familiares y de amigos de un lado a otro de la frontera, donde hay que "aguantar seis, siete u hasta ocho horas" para pasar . El cierre ha supuesto "un parón en todos los sentidos" y "los melillenses lo están viviendo bastante mal". En otras palabras, "la vida de Melilla está íntimamente ligada con que la frontera funcione correctamente".
Sobre el índice de bienestar, o mejor dicho, de "malestar del ciudadano melillense", Almansouri ha dejado claro que "es bastante elevado". "Las quejas son constantes", aunque es cierto se ha conseguido paliar "una serie de efectos de la crisis" con políticas en cuanto a empleo, ayudas y subvenciones. Pero la solución para Melilla "pasa por tener una frontera fluida y por que consigamos atraer sobre todo turismo y nuevos nichos de mercado", ha remarcado.
La entrevistada ha recordado que muchas de las naranjas, las sandías o los tomates que se consumen en España son de origen marroquí, y antes a través de la frontera entraban directamente a los mercados melillenses y eran asequibles. Sin embargo, en la actualidad, estos productos tienen que viajar desde el punto de destino de Marruecos a Almería, de Almería en camión a Málaga y de Málaga en barco a Melilla, lo que influye "tanto en el precio como en la calidad del producto".
Así, la titular de Comercio ha insistido en que a este "cóctel explosivo", hay que sumar el hecho de que la ciudad autónoma presenta "uno de los índices de pobreza más altos de todo el continente europeo" y "el mayor número de hogares con todos sus miembros desempleados".
Por otro lado, la consejera ha señalado que los melillenses "nos hemos considerado siempre europeos al 100%", aunque en la visita que recientemente hizo a Bruselas acompañando al presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, se llevara la desagradable sorpresa de ver que había muchos eurodiputados que "no sabían ni siquiera situar a Melilla en el mapa".
A tenor con Almansouri, "Europa no nos conoce tanto como debería", "no es consciente de la importancia de tener un territorio en África", no solo desde el punto de vista de la seguridad, sino como puerta para el intercambio comercial que sería beneficioso para toda la Unión Europea.
Sobre la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte ha dicho que el Gobierno local sentía desde antes que Melilla y Ceuta estaban incluidas bajo su paraguas, "aunque no estuvieran nombradas explícitamente en el acuerdo". Es un evento, ha explicado, que "se ha vivido más intesamente en algunos sectores", pero no entre la mayoría de los melillenses.
Por último, la vicepresidenta primera de la Asamblea ha insistido en que Melilla "quiere dejar de ser un problema para España y para Europa", pero necesita ayuda para lograr "un cambio radical" en su modelo económico, que "hasta ahora estaba basado en las relaciones económicas con Marruecos", lo que "nos genera inseguridad e incertidumbre", por lo que "queremos proyectarnos sin abandonar esas buenas relaciones con nuestro vecino".
Sobre la misma cuerda, ha recalcado que Melilla busca ser una ciudad atractiva y moderna, una oportunidad para la inversión de empresas, sobre todo de base tecnológica, y sin perder de vista las ventajas fiscales de la ciudad, que son "muy desconocidas", ni su ubicación estratégica.
En cuanto a Europa, ha aseverado, se está trabajando en poder tener una representación física permanente en Bruselas, que pueda servir de "interlocutor" fundamentalmente para la aprobación de normativas; y en conseguir entrar en el Comité de las Regiones, un órgano consultivo que debe renovarse hacia el 2025 y "por donde pasa absolutamente todo".
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