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"Allá él", un retrato de la vida cotidiana

Nos encontramos en la Uned, un miércoles por la tarde para un reestreno de "Allá él", un monólogo de amplio calado humano y social, con entrada libre.

Esa era la obra y ese era el mensaje que se envió. Sin embargo, casi nadie participó del público que se esperaba. Era una oportunidad de citarse en un espectáculo de calidad, una fotografía de la situación que padecen miles de mujeres alrededor del mundo, de la vida corriente y de lo que sucede a diario en muchos hogares cuando el marido abandona a su mujer, de la actualidad, de la vida cotidiana. Algo que no sólo es sensible para los fotógrafos que hacen los reports de teatro o las cámaras de TV que graban la representación o entrevistan a sus actrices y director, sino también para toda la compañía de actrices y actores que participan en las producciones, los técnicos o quien quien interpreta y da vida a las palabras de un texto.

Era una ocasión de reencuentro: ¡Es libre pasen! No funcionó. No es frecuente ver un teatro de ese nivel en una sala como la de Uned con 20 personas en el público. Pero estas cosas pasan. Quizá se solaparon otras producciones a la misma hora preferidas por el público, con ofertas más atractivas.

La sensación que deja eso en la compañía es de fracaso absoluto, desde el director, las actrices y actores, los técnicos…algo que tarda en olvidarse pero… Ofrecer teatro en abierto, de ese nivel, no está al alcance de todos.

Mostrar las páginas de una ambición cultural como ésta es responsabilidad de creadores de ideas, de arte, de teatro.. Nos hablan de futuro, de perspectivas, de situaciones anticipadas o del presente, de nuevas formas de comunicación. Una forma de conectar juntos y de abrir perspectivas para reflexionar sobre el presente, tal vez también del futuro.

Ser en todo momento original, consciente de las cosas que están pasando. Eso hizo ayer IV Recinto Teatro en la Uned. Quizá sea ahora el momento de analizar las causas del fracaso de las producciones de teatro amateur que se hacen en Melilla, sin soporte financiero de ningún tipo y la respuesta minoritaria que tiene ese teatro en el público. Relanzar un movimiento crítico que permita a los creadores y autores preguntarse sobre si las obras que se ofrecen deben hablar de la belleza del mundo o más bien los problemas cotidianos en que vive la gente en tiempos bien difíciles.

 

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