Alimentación sana y equilibrada frente a las dietas milagro y sin supervisión médica

La falta de proteínas, minerales y vitaminas en la ingesta diaria puede provocar la aparición de varias enfermedades.

El bañador, los vestidos y las camisetas de manga corta resaltan el cuerpo en la estación veraniega y son muchos los melillenses que deciden ponerse a dieta tras haber cogido unos kilos en invierno y primavera. No obstante, el endocrino José Torres Vega advierte del peligro que tienen las llamadas “dietas milagro” y el realizar un régimen de comidas sin supervisión médica. Así, la mejor opción para recuperar la figura es realizar una alimentación sana y equilibrada, y en el caso de que deseemos realizar una dieta para perder unos kilos ponernos en manos de un profesional.
“Las dietas milagro son un desastre porque no existen”, afirmó el doctor Torres. “Las dietas en general tienen que ser armónicas y tener todos los principios de proteínas, minerales y vitaminas que necesita nuestro cuerpo y deben adaptarse a la persona, ya que se debe tener en cuenta el contexto social, la genética y el gasto calórico del ejercicio que va a realizar”, afirmó este experto endocrino de la ciudad.
Uno de los inconvenientes de las dietas milagro es que se basan en unos nutrientes y olvidan otros. “Si falta algún principio que necesite el organismo, el cuerpo se lo inventa a partir de otros y reduce, por lo tanto, el almacenamiento de estos nutrientes pudiendo provocar enfermedades derivadas”, aseguró Torres.

¿Quién tiene que hacer dieta?

No todo el mundo que coge unos kilos en invierno debe hacer una dieta. Hay que mirar más allá del espejo y acudir a un profesional nutricionista o endocrino para que verifique que se debe o no someter a una alimentación dirigida a través de una serie de pruebas, como el Índice de Masa Corporal, la valoración de una analítica bioquímica o el Perfil Genético de la Obesidad (PGO).
Tras realizar estas pruebas, el endocrino valorará si es necesario realizar una dieta y qué tipo de alimentación va seguir esta persona.

Alimentación equilibrada

“Lo primero es que nuestro organismo, que es inteligente, no entre en ahorro y le hagamos creer que no le va a faltar comida en ningún momento del día”, indicó el doctor Torres.
Las recomendaciones generales para una alimentación sana y equilibrada sería un mínimo de ingesta de entre cinco y seis veces al día, como son desayuno, almuerzo, comida, merienda, cena y una pequeña ingesta antes de acostarse.
“El organismo al ver que no entra glucosa pasa un metabolismo de ahorro, por lo tanto, si mantenemos un nivel de glucosa estable durante las 24 horas del día no es necesario este proceso”, afirmó este endocrino.
En las cinco primeras comidas es obligatorio tomar fruta, un elemento que en verano además ayuda a superar las altas temperaturas y que nos aporta todo tipo de nutrientes. Este es un alimento innegociable a la hora de realizar una dieta equilibrada.
Además, si la costumbre en casa es cenar y acostarse varias horas más tarde, la recomendación es tomarse un vaso de leche descremada o un yogurt desnatado antes de  ir a la cama.

La obesidad se considera la epidemia del siglo XXI

La Sociedad de Endocrinología y Nutrición de España define la obesidad como el estado orgánico patológico de carácter crónico que tiene muchas causas, polifactorial, secundario al depósito y acúmulo de tejido graso en diferentes regiones corporales dando como resultado una alteración de la estructura orgánica normal del cuerpo. Estas características en función de la edad, el sexo, la complexión y la talla, y que afecta física y psíquicamente a la salud del paciente.
Esta enfermedad tiene una gran prevalencia, por lo que es considerada actualmente como la epidemia del siglo XXI. También implica el progresivo desarrollo de enfermedades patológicas, como la diabetes y la hipertensión.
La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad ha marcado unas líneas que permiten tener una clasificación. Así, tienen en cuenta el Índice de Masa Corporal (IMC), proporción entre el peso y la altura, donde se introducen otros factores como los pliegues subescapulares. En este sentido, la clasificación está en normopeso, sobrepeso del tipo I y II, y obesidad de tipo I, II y III.

 

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