La plantilla de la Unión Deportiva Melilla está ya prácticamente cerrada. Con la última llegada del equipo, la del jerezano Alfonso Martín Castillo (24 años), el equipo gana en solidez, equilibrio táctico y poderío aéreo. Al menos de esta manera lo cree el presidente de la entidad, Luisma Rincón, que esta tarde lo ha presentado oficialmente ante los medios en la sala de prensa del estadio. “Para mí Alfonso nos pone la guinda al equipo para intentar conseguir los objetivos marcados”, ha comentado el dirigente.
Alfonso ha explicado que nada más rescindir con el filial del Eibar recibió la llamada del Melilla y, tras hablar con su paisano Lolo (Garrido), ya no tuvo muchas dudas al respecto de su firma con la escuadra norteafricana. “Me dijo que aquí son todos como una gran familia y que el objetivo está claro, así que fue fácil decidirse”.
El jerezano se ha definido como un jugador “tácticamente siempre al servicio del equipo”, que a la hora de tener el balón intenta “no complicarse”, ya que “al jugar de mediocentro defensivo” entiende que en el plantel y arriba hay gente con calidad de sobra como para darle a la bola un trato algo más diferente y cuidado. “Aún así, no rehúyo tampoco la pelota a la hora de jugarla”, ha puntualizado.
Tan sólo lleva un entreno con sus nuevos compañeros, pero cree que los unionistas “tienen nivel como para que estemos ahí arriba”. A pesar de ello, recuerda, “esto es muy largo y el equipo tiene que ir partido a partido, ya la liga te pondrá en tu sitio”.
Por ahora tendrá que competirle el puesto a Jordi Ortega y Lolo, algo que considera “perfecto” para el bien del grupo, puesto que “cuanto mayor sea la exigencia más rendiremos todos”. Considera que, habiendo tres jugadores de nivel para el puesto, ninguno de los tres querrá “bajar el pistón” a lo largo de la temporada.
Buenas sensaciones
Ha reconocido Martín que esta mañana pensaba que iba a acabar “peor de piernas” tras su primer entrenamiento en esta pretemporada, pero que “las sensaciones son buenas” y espera ponerse, poco a poco, al ritmo de sus nuevos compañeros.
El futbolista azulino ha reconocido, a preguntas de los periodistas, que el “gran aliciente” para venir a Melilla fue, realmente, la ambición en su objetivo. “Eso sí, aunque el objetivo está claro no hay que volverse loco. Si pensamos que esto va a ser fácil y que estaremos arriba desde primera hora vamos a equivocarnos. Necesitamos remar desde el principio en la misma dirección”.
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