El Sistema Europeo de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) ha lanzado una nueva alerta sanitaria. Se trata en esta ocasión de sandías procedentes de Marruecos, en las que se ha detectado un alto nivel de 'metomilo', una sustancia química que se suele usar como pesticida. Estas sandías contenían una proporción que supera los niveles permitidos por Europa y ya se ha ordenado su retirada.
Fue el pasado 14 de julio cuando la entidad perteneciente a la Comisión Europea notificó la alerta sanitaria por la entrada en España de un lote de sandías con altos niveles de metomilo, localizado en un control fronterizo. Este aviso se ha calificado por la entidad como de riesgo serio.
Según los resultados del Sistema Europeo de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos, las sandías analizadas contenían restos de este pesticida en una proporción de 0,38+/-0,19 mg/kg-ppm, siendo el Nivel Máximo de Residuos (LMR) permitido en Europa de 0,015 mg/kg-ppm.
Por su parte, la organización no gubernamental española por la defensa de los derechos de los consumidores (FACUA) explica en su página web que por ahora se desconoce dónde se ha realizado la distribución de las sandías afectadas con metomilo.
El metomilo es una sustancia química que se utiliza como pesticida en el campo y que puede provocar graves consecuencias si se consume en niveles por encima de los permitidos en algunos casos.
Entre los síntomas que puede causar esta sustancia están dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, sudoración excesiva, temblores, debilidad muscular y visión borrosa.
Además, advierten que su consumo junto al de alcohol puede impactar en el sistema nervioso central y periférico, además de posibles fallos renales.
Según el último Informe Anual de la Red de Alertas y Cooperación publicado por la Comisión Europea el número de notificaciones transmitidas ha sido de 4.361, todas ellas relacionadas con alimentos o piensos. A esto hay que sumar 2.554 notificaciones de Asistencia y Cooperación Administrativa o incumplimientos de la legislación de la cadena agroalimentaria de la Unión Europea que no presentaban un riesgo para la salud. Además, se notificaron otros 600 casos de sospechas de fraude.
El mayor número de notificaciones (990) estuvo relacionado con residuos de pesticidas en frutas y verduras, con una marcada caída del 20 % con respecto al año 2021.
Esta alerta sanitaria se une a otra muy sonada en los últimos días, relacionada con el consumo de tortilla de patata envasada.
El pasado 11 de julio, Italia notificó a través del Sistema de Alerta Precoz y Respuesta de la Unión Europea dos casos de botulismo cuyo único alimento en común había sido una tortilla de patata envasada consumida en España. El 14 de julio la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana notificaron a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica dos casos con síntomas compatibles con botulismo, con ingesta del mismo alimento, por lo que se comunica la alerta de forma inmediata a las Comunidades Autónomas, Ceuta y Melilla.
Hasta este momento se han notificado 7 casos, 5 de ellos confirmados en laboratorio y 2 casos probables con síntomas compatibles y vínculo epidemiológico, tortilla de patatas envasada de diferentes marcas y adquirida en distinto supermercados de varias autonomías. Según la información facilitada desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), en al menos cuatro de los casos la empresa que elabora las tortillas es la misma.
Afortunadamente, según los últimos datos de la AESAN, en Melilla no se ha notificado ningún caso de botulismo. Por ahora, los confirmados son una mujer de 23 años y su padre de 61 años que regresaron a Italia desde Valladolid, y tres personas de 43, 49 y 50 años residentes en Madrid, Galicia y Asturias respectivamente. Los tres casos han requerido tratamiento en una Unidad de Cuidados Intensivos.
Los casos probables han sido notificados por la Comunidad Valenciana y Andalucía, en dos personas de 49 y 27 años. Cabe destacar que no ha habido ningún fallecido entre los casos asociados a este brote.
El botulismo es una enfermedad grave pero infrecuente y está causada por toxinas producidas habitualmente por bacterias. Existen tres tipos de botulismo: la forma clásica o botulismo transmitido por alimentos, el botulismo intestinal y el botulismo por heridas.
En este caso, el botulismo transmitido por alimentos resulta de la ingestión de toxina preformada en alimentos contaminados por Clostridium productor de toxina botulínica. Casi todos los casos esporádicos y brotes en nuestro medio tienen relación con productos alimentarios preparados o conservados por métodos que no destruyen las esporas y permiten la formación de toxina, habitualmente conservas caseras.
En el botulismo transmitido por alimentos, aunque la persona puede presentar síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarrea, los síntomas iniciales son una marcada astenia, debilidad y vértigo seguidos de visión borrosa, boca seca, dificultad para tragar y para hablar como consecuencia de la afectación por la toxina de los pares craneales.
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