Categorías: Sociedad

Alemany, dos hermanos, dos artistas

Entrar en el atelier de Adela Alemany es pisar la tierra del buen gusto y de la creatividad; entrar en las acuarelas enmarcadas de su hermano Francis es desembocar en el paraninfo del dibujo perfeccionista.

Y si los hermanos se ponen de acuerdo y ofrecen ambas especialidades artísticas es el acabose. En una ciudad cargada de mediocridad comercial, goza uno/a entrando en una tienda que ofrece algo distinto, sugerente y bueno.
Ella, Adela, se embarcó, hace un año poco más o menos, en el proyecto de su atelier, situado en la calle de O’Donell y le va muy bien. No hay fiesta que se precie –sobre todo bodas– que no recurra a la inspiración y a las manos de Adela. Esos tocados huelen a elegancia; esos bolsos, a distinción. Bueno, la señorita Alemany es experta en complementos hechos por si misma, en su taller. El taller es un ensueño, principalmente porque ves la materia prima en todo su esplendor, las herramientas de Adela, sus telas, sus organzas. En fin, como diría Julio Iglesias Jr., es una experiencia ‘religiosa’.
El señor Alemany, don Francisco, no sólo quiere a su hermana sino que se ha enamorado del atelier y ha visto un horizonte de ensoñación para alojar e iluminar a sus magníficas acuarelas, limpias, rigurosas, auténticas. Francis camina siempre debidamente acompañado por su estuche de lapiceros y rotuladores y, como encuentre unos minutos de relax, hay cuadro al canto. Y cuadro excelente. Esa era una afición casi oculta –Francis guarda para sí sus mejores tesoros– pero que ha evolucionado en silencio para arribar en esta nueva exposición, pero expo en casa, en la casa comercial y distinguida de su hermana.
Casa poco pensar en todo un artista dedicado a la nada agradecida profesión de periodista. Bueno, pues hasta eso de hacer crónicas le sale bien a Francis. En los trabajos prestados –los trabajos son suyos, la tele pública sólo los alquila– a Televisión Melilla aporta lo mismo que a su estilo pictórico: Rigor, norma, elegancia y acento propio.
Hombre, cuando encuentra uno por esta hermosa Melilla estos jóvenes y hermosos creadores, se siente orgulloso de su tierra. La variedad, la distinción, nuevas ideas en el arte. Qué suerte contar con el esmerado trabajo de los hermanos Alemany. Paco padre: Cómo recuerdo aquellos interminables paseos por el Dique Sur, aquellas disertaciones tranquilas, saladas por el mar, edulcoradas por la amistad. Qué camada, viejo amigo..

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