Nuestras aulas igualan el número de alumnos por aula del resto del Estado, se ha equiparado la ratio profesor alumno con la media del Estado, el abandono escolar temprano es historia, los resultados de nuestro alumnado en las distintas evaluaciones es óptimo, la conciliación de vida laboral y familiar alcanza estándares envidiables, el exceso de tarea burocrática del profesorado es sólo un triste recuerdo…. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Que no qué?... Pues no se entiende. Estas son las conclusiones naturales e inevitables al conocer que tanto el Ministerio como la Ciudad autónoma se permiten prescindir de infraestructuras ya completadas y absolutamente disponibles.
Y como cualquier hijo de vecino, SATE-STEs tampoco entiende que el Ministerio se permita dejar aulas del nuevo centro Encarna León cerradas, cogiendo polvo, sin el alegre griterío de los niños y niñas, escatimando al profesorado su legítimo derecho a realizar su tarea docente con un menor número de alumnos en sus aulas y al alumnado, a recibir una mejor atención educativa. Porque no, que las aulas ya tengan en su mayoría un número legal de alumnos gracias a los esfuerzos de los últimos años -y que justo es reconocer- no es lo deseable. Lo deseable es que nuestras aulas alberguen un reducido número de alumnos que permitan superar las graves diferencias que nos distancian del conjunto del Estado, tanto en fracaso escolar, como abandono escolar temprano y, sobre todo, en número de alumnos por profesor. No son pocas las posibilidades para que estas aulas estén ocupadas el próximo curso, con las ventajas que ello conlleva. Es solo cuestión de imaginación y, sobre todo, voluntad.
Y como cualquier ciudadano preocupado, SATE-STEs tampoco entiende que la Ciudad Autónoma tenga el atrevimiento de destruir lo que con tanto esfuerzo realizó en su momento el Ministerio. Es inconcebible que, con las cifras que todos conocemos de la mayor parte de los parámetros de la educación en Melilla, se vayan a desmantelar las aulas de Gabriel de Morales, el germen del actual Encarna León. ¿Acaso los barrios aledaños a estas aulas ya montadas y en perfecto estado para su funcionamiento y continuidad no necesitan de más aulas de 1 a 3 años -por limitarnos a las competencias de la Ciudad? ¿Es que estas aulas no están lo suficientemente cerca de, por ejemplo, el CEIP Juan Caro, como para que puedan constituir con el apoyo del Ministerio un desahogo que reduzca la ratio en un centro que -no lo olvidemos- está catalogado como de difícil desempeño?
SATE-STEs, como cualquier ciudadano con sentido común, comparte la necesidad de que se construya vivienda social en nuestra ciudad, pero ¿es que no hay más suelo? ¿Hay ya algún compromiso que desconocemos con los miles de metros que rodean a estas aulas que tan útiles pueden seguir siendo?
SATE-STEs, como cualquier ciudadano de bien, no deja de preguntarse por qué nuestras autoridades se permiten disparar con pólvora del rey, hacer tabla rasa y desperdiciar el dinero de los contribuyentes desmantelando estas aulas o no utilizando otras.
NO están los tiempos como para que las administraciones, una y otra, hagan gala de una suerte de complejo de Penélope, destejiendo de noche lo que con tanto esfuerzo tejen durante el día. Salvo que estén esperando a un Ulises cuya naturaleza y existencia se nos escapa.