Los desencuentros en torno a nuestra frontera con Marruecos han tenido un eco al más alto nivel, al suscitar una conversación telefónica entre el Rey Juan Carlos y el monarca alauita Mohamed VI, en la que ambos, con buen tino y más sensatez, han venido a concluir que los ‘malos entendidos’ no pueden enturbiar las buenas relaciones entre nuestro país y nuestros vecinos magrebíes. Además, según anunció ayer la agencia oficial marroquí, MAP, ambos monarcas se reunirán de manera informal para hablar del mismo asunto.
Sin duda, es bueno que la tensión en torno a nuestra frontera se allane, porque el perjuicio que provoca su bloqueo no es sólo para Melilla sino también para nuestro hinterland, que en gran medida vive de sus relaciones comerciales con nuestra ciudad.
A lo anterior se une lo inoportuno de los conflictos, que ya han empezado a atraer a unos medios de comunicación nacionales para los que nuestra Semana Náutica y su poder de proyección de los atractivos de Melilla no va a ser sin duda ningún reclamo.
Por lo demás, en medio de la intensidad informativa que nos abruma, una felicitación inexcusable para los miles de melillenses que desde hoy van a llevar a cabo el sagrado mes de ayuno islámico o Ramadán.