Al final la actualidad manda, y si ayer les anuncié que pensaba hablar del derrotero final que ha seguido la coalición CpM-PSOE para no hacer lo que parecía previsible respecto de la presentación de una lista conjunta para las próximas elecciones. Finalmente, por razón de actualidad como digo, vario el tercio y opto por los disturbios sociales que ayer acontecieron principalmente en el Barrio de la Cañada de Hidúm pero también en otros barrios de la ciudad de mayoría bereber en su estrato social, tal cual son los de Tiro Nacional o Monte María Cristina.
Hubo quema de contenedores y bloqueo al acceso rodado en todos ellos y actuación obligada por tal motivo de la Policía y los Bomberos. Especialmente, en el entorno de la Cañada y barrio próximo de Reina Regente, donde por la tarde se iniciaron las protestas y los disturbios en principio fueron más violentos, con lanzamiento constante de piedras y un policía trasladado al Hospital tras recibir un fuerte impacto en la cara.
Al cierre de esta Redacción, las protestas se recrudecían en el Monte María Cristina y un vehículo ardía a las puertas del cementerio hebreo.
La propia Delegación del Gobierno reconocía que en la Cañada la acción violenta y subversiva la había protagonizado alrededor de medio centenar de manifestantes. Todo apunta, según relató Yussef Kaddur, presidente de la Asociación Annour, así como otras fuentes solventes, que las causas no son otras que la falta de trabajo y la nula perspectivas de oportunidades, más cruda aún cuando se comprueba, una vez publicadas las listas de los nuevos Planes de Empleo, que el reparto equitativo de los contratos a costa de esos mismos Planes suscita todo tipo de críticas y discusiones.
Y es que según trasmitía Kaddur y confirmaban, como digo, otras fuentes que palpan de cerca la situación en los barrios habitados mayoritariamente por melillenses de origen amazigh, se dan casos en que se ha contratado a varios miembros de una misma familia mientras que otras, en el más absoluto paro y sin ingresos para su hogar, persistirán sin empleo y por tanto sin recursos con que sustentarse dignamente.
El presidente de la Ciudad, en el discurso más realista que hasta ahora le he escuchado, advertía hace unos días en Madrid, a instancias del Forum Nueva Economía, sobre los riesgos de fractura social en una ciudad con una tasa de paro altísima, 24,3%, y un índice muy alto también de fracaso escolar y abandono temprano de la escuela que se ceba, principalmente, con la juventud melillense de origen bereber.
El discurso de Imbroda no era por supuesto original, basta con la observación atenta de la realidad social melillense para desnudar la vértebra de lo que sin duda es nuestro problema principal y de futuro desde hace años y que, quizás, nuestra clase política está empezando a asumir algo tarde o, como mínimo, sin haberlo atisbado hasta ahora con todo el rigor y atención que el problema merece.
Lo único cierto es que no podemos cerrar los ojos ante lo que tenemos, con muchas más aristas conflictivas de las que aquí expongo sin ánimo de lanzar mensajes alarmistas ni animar derrotismo alguno. Podemos actuar en consecuencia, repartir mejor todos nuestros fondos públicos, dar trabajo y formación sobre todo y, ante todo, desproveer de una vez de manipulación partidista y electoralista cualquier acción en tal sentido.
Los Planes de Empleo, ideados, no lo olvidemos, por el último Gobierno de Aznar a propuesta del primer Ejecutivo de Juan José Imbroda, para propiciar la estabilidad social en un escenario de alto índice de desempleo, con parados sin apenas cualificación y menos oportunidades una vez se decidió acabar con las clientelistas y atípicas cooperativas auspiciadas por el efímero Gobierno Aberchán, son una válvula de escape insuficiente que, además, se vuelve una bomba de relojería cuando a costa de los mismos se hacen promesas a tutiplén que luego no pueden hacerse realidad.
No puede pasarnos inadvertido que los disturbios en contra de ese reparto al parecer nada equitativo de los 1.300 contratos con cargo a los mismos Planes, se hayan producido justamente cuando por primera vez se publican las listas con los nombres de los contratados. Hay quien piensa que lo sucedido demuestra que la publicación ha sido un error, en mi opinión es justamente lo contrario, porque resulta precisa la trasparencia en democracia para exigir que las cosas, en este caso los contratos de los aludidos Planes de Empleo, se realicen de forma justa y equitativa.
Lo anterior no quiero que se interprete como apoyo a protestas vandálicas al estilo de la kale borroka, que espero no tengan una peligrosa deriva hacia enfrentamientos entre comunidades. Tenemos un sistema democrático que permite encauzarlas pacíficamente y por derecho. Pero aun así, lo sucedido tiene una lectura política clara, que abiertamente dirijo contra quienes gestionan los Planes de Empleo y que no son otros que el PSOE y sus socios de CpM. Esta vez Mustafa Aberchán no podrá despiporrarse para acusar al PP como hizo ayer a costa de la investigación de la Guardia Civil, precisamente por el uso electoralista en plena campaña de las generales pasadas de los mismos Planes de Empleo.
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