El calor no nos está dando tregua este verano en Melilla. Tuvimos un mes de julio con las temperaturas desbocadas y empezamos agosto por el estilo. Para reducir el consumo de energía el Gobierno central ha diseñado una batería de propuestas difíciles de implementar, que el Ejecutivo tiene la intención de poner en marcha este miércoles.
Hablamos, sobre todo, de dos medidas impopulares como mantener el aire acondicionado a 27 grados en comercios, grandes almacenes, cines y edificios públicos y la imposición de apagar los escaparates de las tiendas a las 22:00 horas.
No sabemos, porque no se ha dicho, cuánta energía vamos a ahorrar con estas medidas que el Gobierno no ha consensuado con las comunidades autónomas y que, tras muchas críticas ha decidido abordar este lunes con los consejeros autonómicos, en la Conferencia Sectorial de Energía, Industria y Comercio.
Todos los españoles estamos concienciados con el ahorro de energía. La mayoría nos hemos apretado el cinturón y hemos recortado gastos, no solo en electricidad. Ahora tiramos menos comida. La inflación nos está forzando a optimizar los recursos.
No discutimos la necesidad de recortar en el consumo eléctrico y en eso, sin dudas, influirá muchísimo la gratuidad de los trenes de cercanías en el último cuatrimetre del año, sobre todo, en las grandes ciudades.
Pero hay que tener en cuenta que en plena ola de calor, los comercios que regulen el termostato pueden ver afectadas sus ventas. Eso no viene bien a nadie, pero en Melilla sería un suicidio añadir a las tiendas del centro la presión de subir la temperatura cuando aún no ha terminado la campaña de rebajas de verano.
Tarde o temprano debemos caminar hacia un futuro menos contaminante, pero curiosamente hemos tenido la peor sequía que se recuerda y un calor espantoso en toda Europa después de dos años de reducir al mínimo el impacto medioambiental de las fábricas durante la pandemia.
Nuestro país, y Melilla no es ajena a ello, debe caminar hacia el incremento del uso de energía solar. Ha llegado el momento de popularizar las placas solares en los hogares españoles y hay que promover su instalación a través de ayudas.
A inicios de año, nuestra ciudad recibió 136.000 euros para invertir en subvenciones a la utilización de sistemas renovables en las viviendas. Esa ayuda debería incrementarse para propiciar que muchos hogares pasen el invierno en mejores condiciones de lo que han pasado el verano. Tenemos la obligación de cuidar el planeta y de ahorrar energía esquivando la pobreza energética que podrían sufrir, sobre todo, los más vulnerables.
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