Categorías: Tribunales y Justicia

Agresor y víctima ‘se perdonan’ antes de entrar al juicio que los enfrentaba

El espíritu de la Navidad se pasó por el Juzgado de lo Penal nº1 en una vista por  un robo con violencia. El espíritu de la Navidad se dejó caer ayer en el Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla en una vista por un robo con violencia. Agresor y víctima aseguraron ante la juez que se habían “perdonado” en el pasillo, momentos antes del juicio, aunque ello no impidió ni afectó al desarrollo del mismo, que quedó visto para sentencia.
El acusado, un ciudadano marroquí, negó haber cogido por el cuello a su víctima en la calle General Astilleros en la noche del 28 de noviembre y haberle intentado robar dinero. Reconoció que había bebido en un bar cercano y explicó que “de repente” vino una patrulla de la Policía Nacional, los agentes le pidieron el pasaporte y la víctima le acusó de la agresión, lo que motivó su detención inmediata. Confesó que fruto del enfado insultó al denunciante, pero aseguró que momentos antes del juicio se habían perdonado.

Lesiones en el cuello
La fiscal, sorprendida, preguntó en varias ocasiones qué era lo que se habían perdonado. El acusado respondió que él le había pedido perdón a la víctima por insultarle y  a su vez, el denunciante le pidió perdón por la acusación de intento de robo con violencia. El procesado finalizó su declaración asegurando que en Marruecos tiene un trabajo y por ello, no se ve en la necesidad de robar.
Sin embargo, a pesar de los supuestos ‘perdones’ que se habían intercambiado en los pasillos del juzgado, la víctima mantuvo su acusación. Relató ante la juez de lo Penal número 1 de Melilla que en torno a las 00:30 horas del 28 de noviembre salía de un bar en la calle General Astilleros, cuando el acusado le abordó violentamente, le cogió del cuello y le pidió dinero. Explicó que se negó a darle nada, momento en el que pasó por allí una patrulla de la Policía Nacional.
La víctima, también ciudadano marroquí, residente en Bélgica y de algo más de 60 años, declaró que estuvo una semana con dolor de cuello a causa de la agresión, pero no reclamó indemnización por las lesiones.
El primer testigo en declarar fue el agente de la Policía Nacional que encontró a los dos hombres forcejeando y uno de ellos tenía asido al segundo por la solapa de la chaqueta. Declaró que al ver el coche patrulla, uno de ellos salió corriendo. La supuesta víctima explicó a los agentes que le habían intentado robar. Éstos pidieron apoyo a otro coche policial y en pocos minutos encontraron al agresor “escondido entre dos coches” en una calle cercana a General Astilleros. El segundo agente, que iba en el coche patrulla de apoyo, declaró que cuando llegaron al lugar, procedieron a la detención del supuesto agresor pues fue identificado por la víctima “plenamente”.
En el último turno de palabra, el acusado reiteró ante la juez que él no había intentado robar al hombre y que se habían perdonado mutuamente. Arguyó que posiblemente el denunciante se habría equivocado de persona y fue otra la que intentó robarle.

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