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Los AeroSpotters de Melilla piden una plataforma para hacer las fotos

“Es una afición que nació en Londres”, relató Raúl Lacárcel, uno de los propulsores del grupo de AeroSpotters Melilla. Para los amantes de la aviación, un aerospotter es un concepto conocido, pero para aquellos que no lo saben, “el spotting es un hobby en el que nos dedicamos principalmente a fotografiar aviones. También hay gente que no solo fotografía, sino que además toma el nombre de las matrículas y llevan un control de cuántos aviones que han llegado al aeropuerto”, contó Lacárcel.

Para los spotters, cuanta más variedad de aviones haya, mejor. Es por ello que en aeropuertos como el de Heathrow en Londres o el de Charles de Gaulle en París hay una gran cultura de este hobby.

En Melilla fue Lacárcel quien lo empezó. “Me saltó una foto y un vídeo del aeropuerto de San Sebastián, al que van los mismos aviones que los de Melilla y yo ya había empezado en el mundo de la fotografía y se me ocurrió que si ellos lo hacían, yo también podía”, explicó Lacárcel.

Es un soleado fin de semana en Melilla y Lacárcel se ha reunido con Rogelio López, Ángel Ruiz y Fernando Martínez, miembros también del grupo de aerospotters de Melilla, en una carretera paralela a la pista de aterrizaje del aeropuerto de la ciudad.

Martínez contó que una parte de su familia se dedica al mundo de la aviación, por lo que este mundo es una pasión inculcada desde pequeño. “En este aeropuerto hay muy poco movimiento y pocos modelos de aviones”, contó Martínez, que explicó que son por estas razones que, en ocasiones, algunos del grupo vuelan a otros aeropuertos para fotografiar otro tipo de aviones. “El aeropuerto de referencia es Málaga y a veces Barajas y es ahí donde disfrutamos de verdad porque tenemos modelos de todas las compañías, nacionales e internacionales y mucha frecuencia”, contó Martínez. Este añadió que para ser Melilla, hay bastantes miembros en el grupo: unos ocho o diez, superando a ciudades de mayor tamaño que Melilla en número de asociados.

López contó que él unió dos de sus pasiones: la aviación y la fotografía, pues desde los nueve años aproximadamente empezó a hacer fotos a aviones o a “todo lo que vuela” y aseguró que “pasan buenos momentos”.

En este momento, “están locos” por que amplíen la pista de aterrizaje, lo que permitiría a otro tipo de aviones aterrizar y así ser fotografiados. “De momento nos conformamos con lo que hay, pero a ver si hay un poquito de suerte”, manifestó López.

“Yo soy el mayor del grupo, el último en llegar y el que menos sabe de aviones”, contó Ruiz entre risas. Este relata que “es un aficionado a la fotografía”, pero que sus compañeros “le engañaron” para entrar en el grupo porque “no tiene ni idea de aviones”. Ruiz se estrenó en Barajas y asegura que “aquello fue impresionante” con más de 300 “aerotranstornados”, como a veces se les llama a los aerospotters. “No tenemos infraestructuras que nos puedan apoyar”, explicó Ruiz, pues según este, en otros aeropuertos se tiene en cuenta este tipo de afición. Ruiz contó que con poner “unas plataformas” en frente de la pista de aterrizaje que les permita saltear visualmente la valla del aeropuerto u otros obstáculos, ya es bastante. Ruiz clama que otras asociaciones locales tienen un mayor apoyo económico de lo que necesitarían ellos para que se colocara dicha plataforma. “Somos un poquito, los grandes olvidados de la ciudad”, contó Ruiz.

Lacárcel explicó que en Málaga que en Málaga, en las dos cabeceras de la pista y a cualquier hora de un sábado por la tarde, se pueden ver a familias enteras que van allí a pasar un rato viendo como despegan y aterrizan aviones, e incluso hay pilotos que llegan a saludar. “A casi todo el mundo le gusta esto”, aseguró Lacárcel. En este sentido, cuenta que “falta cultura aeronáutica” en Melilla y eso se puede ver cuando hay algún incidente, como los retrasos, y la gente se inquieta por ello.

Si algún melillense quisiera sumarse, solo necesita una cámara de fotos y un chaleco. El grupo contó que se suelen avisar cuando hay movimiento en el aeropuerto y las cámaras “siempre las tienen listas”. Además de ello, llevan consigo unas radios de frecuencia aérea en la que pueden escuchar la torre de control y los aviones que llegan para detectarlos y dirigirse a fotografiarlos. “Se hace imprescindible llevarlo si quieres ser aerospotter”, relató López.

Los cuatro están asociados a asociaciones de aerospotters, y aunque algunes lleven más años que otros, todos tienen anécdotas que contar tanto de Melilla como de experiencias en otros aeropuertos, como una vez que fueron a fotografiar maniobras de la OTAN en Albacete, donde aseguran que tras varias horas al sol, “se quemaron” y al día siguiente tenían 12 horas fotografiando en el aeropuerto de Alicante.

La conversación se interrumpe. Llega un avión ATR y los cuatro toman posición para capturar el momento. Nadie habla; solo miran, apuntan y disparan. Click.

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